lunes, 18 de mayo de 2015

{Enseña a tu niño o niña a ir al baño en 11 pasos}

En este artículo:

1. Identifica las señales de que tu niño está listo
2. Compra el equipo necesario
3. Crea una rutina para tu niño
4. Dile adiós al pañal
5. Muéstrale cómo se hace
6. Explícale el proceso
7. Motívalo a ser independiente
8. Compra ropa interior de entrenamiento
9. Acepta sus “accidentes” con buen humor
10. Comienza el entrenamiento nocturno
11. Celébralo, ¡lo has conseguido!

Una de las etapas del desarrollo de los niños que los padres suelen esperar con ansiedad es el momento de quitarles el pañal.

Después de haber cambiado cerca de dos mil pañales al año (calcula unos 6 al día), seguramente estás deseando que tu pequeño empiece a ir al baño solito.

Pero pocos padres están preparados para el tiempo que toma en realidad ese proceso.

Algunos niños aprenden en pocos días, pero muchos otros tardan varios meses. En general, cuanto más pequeño es el niño al empezar el entrenamiento, más tarda en aprender.

Será más fácil enseñarle a tu hijo con éxito si conoces los pasos básicos del entrenamiento, y logras transmitírselos con claridad a tu niño.

1. Identifica las señales de que tu niño está listo

Alrededor del año de edad, un niño comienza a identificar que lo que siente son ganas de hacer pipí o popó.

Algunos niños están listos para empezar el proceso de retirada del pañal a los 18 meses de edad, pero hay otros que no demuestran el más mínimo interés hasta que tienen 3 años o más.

En Estados Unidos, la mayoría de los padres empiezan a entrenar a sus hijos cuando tienen alrededor de 2 años y medio, pero en muchos países latinos se solía empezar más temprano, sobre todo en generaciones anteriores, cuando los pañales se tenían que lavar a mano (¡y hasta hervir!) en casa.

O sea que no te sorprendas si tu madre o tu suegra insisten en decirte que les quitaron los pañales a sus hijos antes de que cumplieran un año. Es posible que lo hayan hecho, pero quizás dedicaban una buena parte de su tiempo a limpiar "accidentes".

Lo importante es observar si tu hijo empieza a mostrar ciertas señales de que ya está listo para aprender a ir al baño solito.

Algunas preguntas que puedes hacerte para ver si está listo son:

 ¿obedece instrucciones sencillas?
¿camina y se sienta solo?
¿trata de imitar a los adultos o hermanitos cuando van al baño?
¿puede subirse y bajarse los calzones?

Trata de no meter presión al tema, apresurarlo cuando no está listo aún será contraproducente y frustrante para ti y para él.

Recuerda también que cada niño es diferente y tiene sus propios tiempos, aunque los hijos que vienen después suelen aprender con mayor rapidez que los primogénitos, y los varoncitos suelen tardar más que las niñas.

Piensa también en otros factores aparte del nivel de desarrollo y preparación de tu hijo. Si en este momento tu pequeño está pasando por un gran cambio en su vida, como ir a una nueva escuela o guardería, o la llegada de un hermanito, es muy probable que el proceso de retirada del pañal se vuelva más difícil, y lo ideal sería postergarlo hasta que la situación se estabilice.

Tampoco tiene sentido empezar a enseñar a tu niño en un momento en que tú o quién lo cuida no puede dedicarle el tiempo, la paciencia y el buen humor necesarios. Si hay un nuevo hermanito en casa, o sufres náuseas debido a un nuevo embarazo, este seguramente no es el momento de quitarle el pañal a tu hijo.

Quitar el pañal requiere meses de entrenamiento y reforzamiento diario. Lo mejor es esperar un par de semanas, o meses, hasta que las cosas estén más tranquilas.

Si la presión para enseñarle a ir al baño viene de parte de tu mamá u otro familiar con buenas intenciones, explícales con delicadeza los motivos por los que piensas que ni tú ni tu niño están listos aún, y diles que prefieres esperar para poder hacerlo con tranquilidad.

Igualmente, si estás fuera de tu entorno habitual, de vacaciones o pasando una temporada en casa de un familiar, lo mejor es esperar. Los inevitables accidentes pueden causar tensiones en casa ajena y tu hijo se sentirá menos cómodo que en su propio hogar.

2. Compra el equipo necesario

Invierte en un buen orinal (bacinica) o en un asiento especial que se acopla al inodoro de tu baño, esto le quita los nervios al niño de enfrentarse con el baño grande, a algunos niños les da miedo caerse dentro o les asusta el ruido al jalar.

Investiga cuál es el mejor orinal para ustedes y pídele a tu pequeño que te acompañe a comprarlo. Cuando lo lleves a casa, escribe en él su nombre y déjalo que lo decore con pegatinas o que juegue con él.

Si tienes un varón busca un orinal sin el asiento que se sube y baja o que traiga una que se pueda quitar.

Aunque ese tipo de asiento ayuda a evitar que al varoncito se le escape algún chorrito fuera del orinal, tienen el inconveniente de que los niños a menudo se golpean o arañan el pene al sentarse y levantarse, lo cual puede quitarles las ganas de usar el orinal.

Si compras un asiento adaptador para el inodoro, revisa que sea cómodo y seguro y compra también un banquito para que tu niño pueda apoyar los pies y subir y bajar del inodoro con facilidad. También le ayudará a tener firmeza y estabilidad, y a pujar al evacuar.

3. Crea una rutina para tu niño

Para empezar, haz que tu niño se siente completamente vestido en su orinal una vez al día, después de desayunar, antes de bañarse o cuando normalmente suele hacer popó o pipí.

Así se irá acostumbrando al orinal y empezará a aceptarlo como parte de su rutina diaria.

Pon el orinal en un lugar accesible y conveniente. Como es portátil, puedes llevarlo al jardín o al cuarto donde suele jugar el niño.

Si no se quiere sentar, no te preocupes. No debes forzarlo, ni obligarle a permanecer sentado.

 Y, sobre todo, no insistas demasiado si lo notas aprensivo. Si esto ocurre, lo mejor es guardar su orinal o por lo menos dejarlo a un lado por algunas semanas o un mes, y luego volver a intentarlo.

4. Dile adiós al pañal

Una vez que tu niño ya esté plenamente acostumbrado a sentarse vestido en su orinal, el siguiente paso es lograr que lo haga sin el pañal.

Esta es la etapa en que empezarás a explicarle que así lo hacen mami y papi (y los hermanitos que tenga) todos los días. O sea, explícale que cuando ya eres mayor te quitas la ropa antes de hacer pipí o popó.

Si el niño hace algo en el orinal, muy bien, pero no se lo exijas ni insistas demasiado. Recuerda que es importante esperar a que tu niño muestre señales de que está interesado en ir al baño solito.

5. Muéstrale cómo se hace

Los niños aprenden imitando a los adultos, por lo tanto la manera más natural de que aprendan a usar el inodoro es viéndote hacerlo.

Si tienes un varoncito, es más fácil que empiece a hacer pipí sentadito, y que más adelante papá o un hermano mayor le enseñe a hacer pipí de pie. Seguro que no tardará nada en imitarlo.

Cuando le estés mostrando a tu niño o niña cómo se usa el inodoro, es bueno que le vayas explicando lo que estás haciendo, le enseñes lo que has "producido", y le muestres que al final te limpias, te vistes, tiras de la cadena y te lavas las manos.

Aunque tendrás que ayudarlo a bajarse, subirse la ropa y limpiarse por algún tiempo, verte haciéndolo lo ayudará a entender el proceso.

Si tienes una niña asegúrate de que se limpie de adelante hacia atrás, especialmente después de hacer popó, para reducir el riesgo de infecciones urinarias.

Si hay un hermanito o hermanita mayor que ya sabe usar el baño, él o ella también le pueden hacer una demostración al pequeño. Los niños ponen mucha atención cuando los "maestros" tienen casi la misma edad que ellos.

6. Explícale el proceso

Enséñale a tu hijo la conexión entre el popó y el inodoro. La próxima vez que ensucie el pañal, llévalo a su orinal, siéntalo y luego vacía el pañal en su orinal por debajo de él. Esto le ayudará a asociar el acto de sentarse en el orinal y hacer popó.

Vacía el contenido de su orinal en el inodoro y permítele que tire de la cadena si quiere (pero no insistas si notas que le da miedo), para que vea adónde va su caquita. Enséñale a vestirse y lavarse las manos al final.

También puedes comprar o pedir prestado en la biblioteca algún libro o video sobre ir al baño, que le ayude a entender y asimilar todo el proceso. Déjalo en el baño para que pueda verlo cuando se siente en el orinal.

7. Motívalo a ser independiente

Motiva a tu niño a usar su orinal siempre que tenga ganas de hacerlo. Si necesita ayuda para subir y bajar sus pantalones o ropa interior, asegúrate que sepa que te lo puede pedir a ti, y que tú lo llevarás al baño cuando quiera.

Si puedes, permítele que de vez en cuando circule por la casa sin pañales y mantén su orinal a la mano. Cuanto más tiempo lo dejes sin pañal, más rápido aprenderá, aunque tú tendrás que estar dispuesta a limpiar algunos charquitos.

Dile que puede usar su orinal cuando quiera, y de vez en cuando recuérdale que está ahí para cuando lo necesite.

A veces los niños no permanecen sentados el tiempo suficiente para lograr relajarse y hacer del baño.

Calmadamente, procura motivarlo a que se quede sentado por al menos un minuto. Te será más fácil lograrlo si le haces compañía, hablándole o leyéndole un libro.

Elogia a tu niño cada vez que use correctamente el orinal. Así empezará a darse cuenta de que es un logro. Pero a la vez que es importante halagarlo, procura no exagerar, y evita transformar cada ida al baño en un gran acontecimiento, de lo contrario tu niño empezará a ponerse nervioso o avergonzarse ante tanta atención.

Mira cómo ayudar a tu hijo a ser independiente.

8. Compra ropa interior de entrenamiento

Puede que te sirva de ayuda la ropa interior infantil con una protección extra absorbente, o pañales desechables que se suben y bajan como la ropa interior, ya que permiten que tu hijo se los quite y se los ponga él solito.

Aunque los calzoncitos entrenadores de tela son menos convenientes que los desechables, a algunos padres les gustan porque el niño puede sentir de veras cuando hace pipí o popó. Sea cual sea la opción que elijas, introdúcela gradualmente, unas horas cada día, y sigue poniéndole pañales normales por las noches.

Cuando tu hijo empiece a usar el orinal de forma consistente, puedes pasar a la ropa interior normal. A algunos niños les motiva mucho usar calzones con sus personajes favoritos.

¿Los niños que usan pañales de tela, los dejan más rápido? Mira lo que dice un experto.

9. Acepta sus “accidentes” con buen humor

No hay niño que domine completamente el arte de ir al baño solito sin antes tener una serie de pequeños "accidentes". Cuando esto ocurra, no debes enojarte con tu niño ni castigarlo; recuerda que hasta hace muy poquito tiempo tu hijito aún no había desarrollado completamente sus músculos, y por lo tanto no tenía el control necesario para lograr contener la orina o las deposiciones.

Reduce las probabilidades de accidentes vistiendo a tu hijo con ropa que es fácil y rápida de quitar. Cuando pasen los accidentes, se positiva y amorosa y limpia sin regañarlo mientras le recuerdas que hay que usar el bañito.

10. Comienza el entrenamiento nocturno

Aunque tu hijo se mantenga limpio y seco durante todo el día, puede que pasen varios meses, o incluso años, hasta que logre controlar sus necesidades durante la noche, o sea que aún no te deshagas de sus pañales.

A esta edad, su organismo no ha madurado lo suficiente para lograr despertarlo siempre que necesite hacer pipí. De hecho, es completamente normal que un niño moje la cama ocasionalmente incluso en los primeros años escolares.

Para ayudarle a mantenerse sequito, no le permitas beber demasiado líquido antes de acostarse y recuérdale que si se despierta en el medio de la noche, te puede llamar para que le ayudes a ir al baño. Otra cosa que puedes hacer es colocar su orinal al lado de la cama por si quiere usarlo.

Cuando empieces con el entrenamiento nocturno, cubre el colchón con un plástico o una protección impermeable por debajo de la sábana, y acuesta a tu hijo sin pañales. Si pasa la noche seco, en la mañana que la primera actividad sea acompañarlo al orinal.

Recuerda que muchos niños no están listos para dejar el pañal de la noche hasta que están en edad escolar. Si tu pequeño no parece aprender cómo aguantar la noche sequito, vuelve a ponerle pañales por las noches e intenta quitárselos otra vez al cabo de unos meses.

11. Celébralo, ¡lo has conseguido!

Cuando tu niño esté listo para aprender esta nueva habilidad, lo hará con éxito. Y si en lugar de tratar de apresurarlo esperas a que verdaderamente esté preparado, todo el proceso será mucho más fácil y menos latoso, tanto para ti como para tu hijito.

Tarde o temprano, tu niño aprenderá a ir al baño como los adultos, y tú no tendrás que volver a pensar en este asunto… al menos hasta la llegada del próximo bebé.

Fuenteespanol.babycenter.com

{Las batallas nocturnas: Cuando tu niño se niega a dormirse}

Por qué sucede

Son las 8:30 de la noche y acabas de acostar a tu niño. Le diste un besito de buenas noches, lo abrazaste y le deseaste dulces sueños.

Ha sido un día largo. El fregadero de la cocina está lleno de vajilla sucia, hay que sacar al perro, dar de comer al gato, y ni siquiera has tenido un ratito para sentarte y descansar un poco.

Sin embargo, en lugar de terminar las tareas del día y luego poder disfrutar de unos momentos de descanso con tu pareja, entras y sales sin parar de la habitación de tu hijito, tratando de convencerlo de que se duerma. Hasta que por fin cae en un sueño profundo... tres horas después.

¿Te suena familiar? No te puedes imaginar cuántos padres como tú pasan por la misma situación noche tras noche.

A veces está claro que tu niño está muerto de sueño (se restriega los ojos, bosteza sin parar y llora o se enoja ante la menor frustración). Otras veces, está completamente despierto, incluso lleno de energía (y aunque no lo parezca, éstas pueden ser también señales de su extremo cansancio).

En este caso, tu pequeño está viviendo la versión infantil de "tengo demasiado que hacer y muy poco tiempo para hacerlo". Están ocurriendo muchas cosas al mismo tiempo a su alrededor — papá está en el salón abriendo las cartas, el perrito mordisquea su pelota, tú te mueves de un cuarto al otro — y él también quiere participar.

Además, como los demás niños de su edad, tu hijo está empezando a comprender que él es su propia personita, separada de ti, y quiere hacer valer su independencia. Al negarse a ir a la cama por la noche tu hijo está simplemente tratando de establecer control sobre su mundo.
Qué puedes hacer

Enseña a tu niño a dormirse por sí solo. Si tu hijito sólo se duerme si estás a su lado, está desarrollando una mala costumbre. Lo mejor que puedes hacer es enseñarle a calmarse y dormirse por cuenta propia.

Para esto, crea una rutina nocturna (por ejemplo: un bañito, un par de cuentos, ¡y a la cama!) que puedan seguir todas las noches, así le ayudarás a anticipar qué es lo que va a pasar y qué tiene que hacer él cuando anochezca.

Una vez que se acueste, le puedes decir que, si permanece en su cama, vendrás a verlo dentro de cinco minutos (y asegúrate de hacerlo). El objetivo es que tu niño se sienta seguro y sepa que estás cerca.

No le permitas perder tiempo. Los niños pequeños son grandes negociantes y a la hora de dormir no son diferentes.

Como tu hijito disfruta muchísimo el tiempo que pasa a tu lado, hará todo lo posible por prolongarlo. No te sorprendas si tu niño se toma todo el tiempo del mundo en prepararse para ir a la cama, te pide diez veces un vaso de agua o no para de llamarte a su habitación porque necesita algo más. Si sospechas que lo está haciendo deliberadamente, no se lo permitas.

Dile que es hora de dormir y que puede terminar su dibujo mañana o seguir buscando su conejito de peluche cuando se despierte.

Si quieres, prepara de antemano todo lo que tu niñito suele pedirte (y que sea razonable) y agrega estas cosas a su rutina nocturna. Llena un vaso de agua antes de que se acueste y dile que lo ponga en la mesita al lado de su cama, recuérdale una vez más que tiene que hacer pipí antes de acostarse y dale muchos besos y abrazos extras para que le duren toda la noche.

Luego permítele un pedido más, pero que quede claro que es sólo uno. Tu hijito tendrá la sensación de que está obteniendo lo que él quiere, pero tú sabrás que estás haciendo las cosas como tú quieres.

Ofrécele opciones aceptables a la hora de acostarse. Ésta es una etapa de su desarrollo en que tu niño empieza a poner a prueba los límites de su recién adquirida independencia. Para que sienta que está ganando control sobre su mundo, permítele que elija algunas cosas a la hora de dormir, desde el cuento que quiere que le leas al pijama que prefiere ponerse.

El truco está en ofrecerle sólo dos o tres alternativas y asegurarte de que todas te parezcan bien. Por ejemplo, no le preguntes "¿Quieres ir a la cama ahora?", porque puede que diga que no, y esta respuesta no sería aceptable para ti. Sin embargo, si le preguntas, "¿Te quieres acostar ahora o dentro de cinco minutos?", le das la posibilidad de elegir, pero tú ganas de una forma o de otra.

Mantente calmada, pero firme. No cedas cuando tu niño implore que hagas una excepción y le permitas esto o lo otro a la hora de dormir. Si estás cansada o frustrada, procura no entablar una guerra de poderes.

Habla con tranquilidad y sin alzar la voz, pero insiste en que cuando se termina el tiempo de jugar, se termina y punto. Si cedes ante sus súplicas de "sólo cinco minutitos más" aunque sea una sola vez, te lo repetirá un sinnúmero de veces en el futuro. Si tu niño empieza a hacer un berrinche, haz caso omiso como lo haces normalmente con sus otras rabietas. Recuerda que si le pones atención, aunque sea para regañarle, estarás reforzando ese comportamiento.

Pásalo a una cama de "niño grande". Entre los 2 1/2 y los 4 años, tu niño probablemente estará demasiado grande para su cunita y habrá llegado el momento de pasarlo a una cama grande. Para tu hijito, esta transición es una señal de que está creciendo. Le puedes decir que se está poniendo grande, y que los niños grandes aprenden a dormirse solitos cuando tienen que descansar.

Y no te olvides de elogiarlo cuando se quede en la cama toda la noche. Después de haber estado confinado en su cuna, tu niño saldrá una y otra vez de su nueva cama, simplemente porque puede hacerlo. Si esto ocurre, controla tu reacción. Llévalo tranquilamente de vuelta a su cama, dile firmemente que es hora de dormir y sal de la habitación.

A veces, no hacemos lo adecuado para que los niños duerman bien. Mira los 6 errores más frecuentes que cometen los padres y cómo evitarlos.

Fuenteespanol.babycenter.com

{Mi hijo se rehúsa a comer ciertos alimentos. ¿Qué puedo hacer?}

Los niños de entre 1 y 3 años pueden ser melindrosos para comer. A veces les encanta un alimento en particular como espagueti, por ejemplo, y de pronto no quieren ni verlo, o deciden que aborrecen las moras sin siquiera haberlas probado.

A esta edad, los niños se están volviendo más conscientes de su capacidad para tomar sus propias decisiones, lo cual a veces frustra a sus padres. También disfrutan al pasarse de los límites que ustedes establecen para ver qué respuesta obtienen.

Aunque esto parezca imposible, la mayoría de los niños que son melindrosos para comer obtienen suficientes calorías y nutrientes de su dieta normal, así que no te preocupes pensando que tu hijo se va a morir de hambre si no tiene un paladar versátil como el tuyo.

Si está creciendo y aumentando de peso, y si no ha tenido problemas de desarrollo, significa que está bien. Asegúrate de que su dieta sea saludable y de que lo que coma no sea comida chatarra como chocolate, papitas fritas o caramelos.

Anímalo a que pruebe todo tipo de alimentos. Si se niega, no lo fuerces. Más adelante probará alimentos que antes había rehusado. Pero no dejes de ofrecérselos: si nunca le presentas una selección variada nunca aprenderá a comerlos, y la lista de alimentos que come no se hará más larga.

Fuenteespanol.babycenter.com

{6 errores que cometen los padres a la hora de acostar a sus hijos y cómo evitarlos}

Error número 1: Acostar demasiado tarde a los niños
Error número 2: Depender del movimiento
Error número 3: Demasiados estímulos en la cuna
Error número 4: Saltarse la rutina nocturna
Error número 5: Falta de constancia
Error número 6: Pasarlo de la cuna a una cama demasiado temprano

Envolverlo como tamalito

Envolver a tu bebé apretadito en una cobija Lee los beneficios de esta útil técnica.
Hacer que los niños se duerman y permanezcan dormidos, es una de las tareas más difíciles para los padres. Hasta los papás de los mejores dormilones se enfrentan ocasionalmente con algunas batallas a la hora de acostar a sus hijos. De hecho, hasta un tercio de los niños parecen tener algún tipo de dificultad para dormir bien.

Nuestros expertos en sueño infantil han identificado seis errores frecuentes que los papás cometen en relación al descanso nocturno de sus niños. Lo bueno es que estos errores se pueden corregir con relativa facilidad. Tanto los expertos como los padres veteranos confirman que con sólo hacer algunos cambios sencillos en la rutina y el ambiente de los niños se pueden prevenir y corregir una gran parte de los problemas de sueño.

Una vez que alcances tu meta (o sea, cuando tu hijo se duerma a la hora debida y permanezca dormido toda la noche) no sólo tendrás un niño más feliz y descansado, sino también una familia ¡más feliz y descansada!

Cómo establecer hábitos de sueño saludables: 18 a 24 meses.

Error número 1: Acostar demasiado tarde a los niños

Los niños en edad escolar duermen en general, más de una hora menos cada noche de lo que dormían los niños hace un siglo. Asimismo, los niños de hoy en día, duermen menos de lo que dormían sus padres cuando eran chicos. El resultado, explica Marc Weissbluth, pediatra y autor del libro Healthy Sleep Habits, Happy Child (Hábitos de sueño sanos, niño sano), es más batallas a la hora de dormir, dificultades para dormir las siestas y niños que se desvelan o se despiertan en el medio de la noche.

Puede que tu hijo no tenga un horario fijo para dormir, o que a ti no te sobre mucho tiempo después del trabajo y lo acuestes más tarde para poder jugar un poco con él.

"El permitir que los bebés y niños pequeños se acuesten demasiado tarde los fatiga demasiado", dice la trabajadora social Jill Spivack, coautora del libro The Sleepeasy Solution (La solución para un sueño fácil). "Cuando se cansan demasiado, les cuesta más dormirse y permanecer dormidos, y se despiertan más temprano que si los acostáramos a una hora más adecuada", dice.

Para los niños en edad preescolar y escolar, un exceso de actividades programadas después de clases (deportes, clases de artes, etc.) puede ser la causa de que se acuesten más tarde.

O puede que retrases la hora de acostar a los niños para evitar los pleitos, o con la esperanza de que estén tan exhaustos que se queden dormidos del cansancio y así duerman hasta más tarde al día siguiente. Pero esto es falso, porque cuando los niños se cansan demasiado, se ponen más inquietos, dice Jodi Mindell, directora adjunta del Centro para el Sueño del Hospital Pediátrico de Filadelfia y coautora, junto con Judith Owens, del libro Take Charge of Your Child's Sleep (Toma el control del sueño de tu hijo).

Una buena costumbre: Impón horarios fijos para ir a la cama (y para las siestas) y obedécelos.

Y no esperes hasta que tu hijo se esté restregando los ojitos, bostezando y lloriqueando, porque a esas alturas probablemente ya estará demasiado cansado y será demasiado tarde. Acuéstalo antes de que esto ocurra. Con 15 ó 20 minutos más de sueño ya se les nota la diferencia. Aunque todos los niños son distintos, la Fundación Nacional del Sueño Estadounidense indica que, por la noche, los bebés y niños pequeños generalmente necesitan 12 horas de sueño, los niños en edad preescolar necesitan hasta 13 horas una vez que dejen de hacer la siesta, y los niños mayores deberían dormir de 10 a 11 horas diarias. Calcula a qué horas se tienen que despertar y acuéstalos a la hora necesaria para que duerman lo suficiente. Averigua cuántas horas de sueño necesita tu niño.

Error número 2: Depender del movimiento

Todos los padres hemos respirado aliviados al ver que nuestro bebé finalmente se dormía en su columpio infantil o en su sillita del auto. Por lo general, esto ocurre cuando menos lo esperamos ¡y más lo necesitamos! Pero algunas mamás y papás caen en la trampa de usar el movimiento como forma de dormir a sus hijitos. "Si el niño siempre duerme con alguna forma de movimiento (en su carreola o asiento del auto) es probable que no esté alcanzando la fase más profunda y restauradora del sueño debido al estímulo provocado por el movimiento", dice Weissbluth. Él compara el sueño inducido por el movimiento al mismo tipo de sueño que experimentan los adultos cuando viajan en avión.

Una buena costumbre: Usa el movimiento para calmar y no para dormir al bebé.

Antes de que te desesperes pensando que vas a tener que deshacerte del columpio musical de tu bebé, escucha este consejo de Weissbluth: Está bien que usemos el movimiento para tranquilizar a un niño que está irritable, pero una vez que se ha dormido, apaga el vibrador del columpio o estaciona la carreola. "El bebé dormirá un sueño de mejor calidad", asegura Weissbluth. No te sientas culpable, sin embargo, si durante un paseo en automóvil tu pequeño decide hacer la siesta. Déjale que disfrute su descanso y tú aprovecha esos momentos de silencio.

Error número 3: Demasiados estímulos en la cuna

En primer lugar, por favor quita ese móvil de colores de la cuna de tu bebé. Ese móvil tan entretenido (con sus muñequitos giratorios, sonidos y luces) puede distraerlo demasiado. Y si un niñito mayor tiene demasiados juguetes en su cama o cualquier otra clase de distracciones, puede que no esté logrando dormir lo suficiente.

Una buena costumbre: Oscurece el cuarto y disminuye los ruidos a la hora de la siesta y por la noche.

Para que duerman al máximo, acuesta a los bebés y niños pequeños (que todavía son demasiado pequeños como para haber desarrollado miedos nocturnos) en cuartos casi completamente oscuros. Y si hay ruido en una sala vecina, prende un ventilador o una máquina de ruido blanco (hace sonidos como de interferencia en un televisor). Para los niños mayores puedes dejar prendida una lucecita nocturna si tienen miedo a la oscuridad, pero no les permitas ninguna forma de entretenimiento en la cama. Piénsalo bien antes de instalar una televisión o computadora en el cuarto de tus hijos. Hasta los niños que se quedan dormidos mirando su DVD favorito están perdiendo probablemente cerca de media hora de valioso sueño, y esto podría afectar su humor y comportamiento a la mañana siguiente. Además, es mucho más fácil no tener aparatos electrónicos en la habitación de tu hijito que negociar todas las noches cuánto tiempo puede ver la tele. Averigua qué puedes hacer para consolar a tu niño cuando tiene pesadillas.

Error número 4: Saltarse la rutina nocturna

Puede que pienses que con un bebé pequeño no hace falta seguir una rutina nocturna antes de acostarlo, como bañarlo, leerle un cuento y cantarle una canción de cuna. Sin embargo, esta serie de actividades tranquilas y agradables antes de apagar las luces es muy importante porque preparan a tu hijito para dormirse. A veces los padres de los niñitos mayores abandonan sus antiguas rutinas nocturnas por creer erróneamente que su niño está demasiado grande para eso, o porque ellos mismos están demasiado cansados para hacerlo. Pero la verdad es que hasta los adultos se benefician cuando se acostumbran a seguir una rutina que los ayuda a calmarse y relajarse por las noches. "No se puede esperar que un niño que ha tenido un día ajetreado, simplemente apague las luces y se duerma", dice Mindell. Además, agrega, según los estudios "está claro que los niños en edad escolar que no tienen una rutina nocturna no obtienen las horas de sueño que necesitan".

Una buena costumbre: Crea un ritual tranquilo.

No importa la edad de tu niño, lo importante es seguir una serie de pasos predecibles que le ayuden a relajarse al final del día. Para un bebé, la rutina podría ser simplemente cambiarle el pañal, ponerle el pijama y arrullarlo un ratito; con un niñito más grande, la rutina podría incluir un baño, leer un cuento, cantar una canción o rezar. El ritual ideal para ti será el que tú elijas: "Lo que importa es hacerlo con constancia, en el mismo lugar, en el mismo orden y más o menos a la misma hora todas las noches", aclara Spivack.

Error número 5: Falta de constancia

Un par de veces a la semana, en los días en que tu niño pequeño está más tremendo, te acuestas a su lado en su cama hasta que se queda dormido. O tal vez hagas que se duerma en su cama, pero le permites que se meta en la tuya en el medio de la noche. El problema no está en el método de dormirlo, sino en la falta de constancia para ponerlo en práctica. A algunos padres no les molesta compartir la cama con sus hijos, pero otros terminan con una "cama familiar" en contra de su voluntad. Quizás las dos primeras veces que el niño se levanta por la noche, los padres lo vuelven a acostar en su camita, pero cuando se vuelve a meter a las 3 de la mañana están demasiado cansados para levantarse de nuevo y le permiten quedarse. Esta situación crea el llamado "refuerzo intermitente". O sea, le enseña al niño a seguir persistiendo, ya que aprende que tarde o temprano conseguirá lo que quiere.

Una buena costumbre: Determina dónde puede o no dormirse.

Aunque es mucho mejor decidir de antemano si vas a permitir o no que tus niños compartan tu cama, nunca es demasiado tarde para establecer normas. Si tu hijo de 3 años empieza a levantarse en mitad de la noche y a meterse en tu cama, explícale claramente las normas, y llévalo tranquilamente de vuelta a su cama. Claro que hay algunas excepciones. Si está enfermo o le asustan los ruidos de una tormenta, reconfórtalo quedándote un rato con él en su cama o incluso durmiendo en su cuarto. Pero regresa a tu rutina normal en cuanto tu pequeño se sienta mejor o se termine la tormenta. Por supuesto que, una vez que tu niñito ha disfrutado de la comodidad de dormir con mamá y papá, protestará cuando tenga que regresar a su propia cama. En ese caso, Mindell recomienda que vayas eliminando tu presencia poco a poco. Las primeras dos o tres noches puedes, por ejemplo, esperar cerca de la puerta del cuarto del niño hasta que se duerma, en lugar de exigirle que a partir del día siguiente tiene que volver a dormirse solito.

Error número 6: Pasarlo de la cuna a una cama demasiado temprano

Cuando tu pequeño cumple 2 añitos, quizás quieres celebrarlo comprándole esa camita de niño mayor que viste el otro día en oferta. Pero en cuanto lo cambias de su antigua cuna a su nueva cama en forma de coche deportivo, empieza a levantarse en cuanto apagas la luz o a caminar por la casa en el medio de la noche. ¿Qué ha pasado? Antes de cumplir 3 años, muchos niños aún no están listos para abandonar sus cunitas. "No tienen el desarrollo cognitivo ni el nivel de autocontrol necesarios para mantenerse dentro de las barreras imaginarias de una cama", explica Mindell. O sea, su cuna tiene límites visibles en la forma de barandillas, pero para que un niño pequeño entienda que tiene que permanecer "dentro" de una cama, tiene que ser capaz de entender claramente que los bordes de la cama representan las "barreras" que no debe de traspasar.

Un buen consejo: Espera a que tu niño esté listo para pasarlo a una cama grande.

Cuando tenga casi 3 años de edad, puede ser que tu hijito esté listo para reemplazar su cunita por una cama grande. Fíjate que decimos puede ser que esté listo: O sea, si aunque tiene 3 años aún le cuesta permanecer en la nueva cama, vuelve a intentarlo más adelante.

Así como a veces hay que volver a ponerle pañales a un niñito después de varias intentos frustrados de enseñarle a ir al baño por su cuenta, si tu hijito tiene que volver a dormir en la cuna eso no significa que has fallado. "Si el cambio no da resultado, no hay ningún problema en volver atrás", dice Mindell. Con el tiempo, tu niñito logrará dormir en una cama grande y hasta puede que te lo pida. Aunque podría tardar un poco, ningún niñito querrá seguir durmiendo en su cuna para siempre.

Fuenteespanol.babycenter.com

lunes, 11 de mayo de 2015

{5 lugares con onda para comer con chicos}

Si querés salir con chicos pero no querés caer en los típicos peloteros o sucursales de comida rápida que terminan dejándote de cama, te traemos propuestas gourmet aptas para todo público

1) Casa Mua

Una esquinita de Palermo que no te podés perder.  Foto:  Gentileza Agustina Ferreri

Panes, sandwiches, tostadas y budines...cientas de opciones para probar.
Una esquinita de Palermo que no te podés perder.
Hay desayunos, almuerzos y meriendas...todo casero y muy rico.
Ideal para madres y abuelas que quieren salir con sus chicos pero no tienen ganas de meterse en los típicos peloteros ruidosos.
Juegos y fantasía en Casa Mua.
Cookies para grandes y chicos.
Una salita para qu se diviertan antes o después de comer.
Los mega alfajores de maicena son irresistibles.

Para quién: para los que disfrutan de un ambiente de decoración detallista y platos caseros riquísimos.
La propuesta: el concepto es claro: un lugar lindo para que padres, tíos, amigos, parejas y abuelas coman sabroso junto a sus hijos. Es que Casa Mua tiene un poco de todo, mejor dicho, tiene todo lo que necesitás cuando tenés ganas de ir a almorzar a un lugar "como los que salen en las revistas" pero con chicos. ¿La carta? Sandwiches especiales, ensaladas, canelones caseros y picadas. Además, muy buenos dulces (entre los que se destacan la chocotorta y el cheese cake) para el postre o una merienda cargada.
El recomendado: las brusquetas y los panes en general.
Espacio para chicos: todo está pensado para ir con chicos. Incluso, hay coordinadores de martes a domingos que los cuidan y entretienen mientras vos hacés una buena sobremesa (con postre incluido).
Cuánto: $70 el almuerzo o la cena.
Dónde: lunes, martes, miércoles y domingos de 9 a 22. Jueves, viernes Y sábados de 9 a 24 en Soler 4202 y Julián Álvarez. www.casamua.com

2) Down Town Matías

El "Kinder" irlandés para los niños del pub.  Foto:  Gentileza Agustina Ferreri

El menú se destaca por sus platos internacionales.
El "Kinder" irlandés para los niños del pub.
Como si fuese una salita del jardín, los chicos juegan y se divierten con una maestra jardinera.
Hay juegos de mesa y muchos juguetes.
El pub, como siempre, el mejor lugar para catar distintas cervezas y pasarla bien.
El menú se destaca por sus platos internacionales.
El "Kinder" irlandés para los niños del pub.
El "Kinder" irlandés para los niños del pub.

Para quién: para los que quieren revivir otras épocas.
La propuesta: volver a salir como aquellos sábados pre-niños. La clásica cadena de pubs irlandeses te invita a degustar las mejores cervezas y picadas imperdibles esta vez en compañía de tus hijos. ¿Cómo? Porque la sucursal de Belgrano R tiene un sector especial para que los más chicos también se diviertan.
El recomendado: "Irish Stew" (Guiso de Cordero).
Espacio para chicos: hay un salón muy colorido que ofrece juegos didácticos, de dibujo y pintura y muchas actividades más, supervisadas por una coordinadora.
Cuánto: $90.
Dónde: martes a jueves de 08.00 a 00.00, viernes y sábados de 08.00 a 01.00 y domingos de 08.00 a 00.00, en Echeverría 3195, Belgrano R. www.matiaspub.com.ar

3) Cante pri

Didácticos a puro color para jugar mientras esperan el almuerzo.  Foto:  Gentileza Agustina Ferreri

Todo es súper lúdico y especial para que los chicos se diviertan mientras comen rico y sano.
Didácticos a puro color para jugar mientras esperan el almuerzo.
En el Bar hay juegos de mesa, juegos en las paredes, con laberintos, TA TE TI, juegos de ingenio y juegos para tocar, mover, hacer girar, pensados por su diseño y ubicacion para los mas chiquitos.
Espiamos la cocina de Canté Pri.
Un bar para chicos donde los platos y las bebidas atraen tanto por su gusto como por su color.
Muffin rojo con dulce de leche...una buena opción para la tarde.
Además, hay shows todas las semanas.
Todo es súper lúdico y especial para que los chicos se diviertan mientras comen rico y sano.
Didácticos a puro color para jugar mientras esperan el almuerzo.
Didácticos a puro color para jugar mientras esperan el almuerzo.

Para quién: para los que quieren comer comida de chicos pero rica y sana.
La propuesta: un bar para disfrutar en familia, un espacio pensado para jugar, compartir, tomar mate o chocolatada, almorzar o cenar comida casera, y fundamentalmente para disfrutar de un momento compartido, donde el juego se hace posible para todas las edades.
Espacio para chicos: acá está "habilitado" eso que en otros lugares suele incomodar: que los chicos puedan moverse, circular, llevar juegos a la mesa, ir y venir disfrutando de elegir lo que tienen ganas de hacer. Tanto desde lo espacial como en su funcionamiento, cante Pri genera una dinámica para que grandes y chicos puedan disfrutar de un momento compartido. Por eso, no hay "un sector aparte" para que jueguen los chicos, por el contrario, el bar invita a que los niños puedan moverse libremente decidiendo a qué jugar, junto a los adultos.El recomendado: las "hamburguesas" (Hamburguesas de lentejas) los "sanguches" en pan casero (enormes y riquísimos, acompañados con papas), las sopas y la chocotorta. ¡Ah! También la pastita de zanahoria que acompaña la panera.es ¡irresistible!
Cuánto: un adulto puede comer por $ 60 y un niño por $ 30. Además, los chicos abonan un acceso al bar de $ 15 que les incluye una bebida: un trago Cante Pri (Sprite de color) o una limonada casera y esta entrada que abonan sólo los chicos (mayores de 1 año) es lo que les permite quedarse jugando en Cante Pri todo el tiempo que quieran.
Dónde: viernes de 16.00 a 20.00, sábados de 12.00 a 24.00 y domingos y feriados de 12.00 a 20.00 en Charcas 5216, Palermo. www.cantepri.com

4) El gran mosquito

Sala con juegos didácticos, disfraces, juegos de mesa, pizarrón y películas infantiles.  Foto:  Gentileza El Gran Mosquito

Un ropero lleno de disfraces...¡especial para pasar la tarde!.
Sala con juegos didácticos, disfraces, juegos de mesa, pizarrón y películas infantiles.
El gran Mosquito es una histórica parrilla argentina ubicada en el corazón de almagro.
Parrillada para los grandes y menú infantil para los niños.
Juegos y juguetes para divertirse.
Un ropero lleno de disfraces...¡especial para pasar la tarde!
Sala con juegos didácticos, disfraces, juegos de mesa, pizarrón y películas infantiles.
Sala con juegos didácticos, disfraces, juegos de mesa, pizarrón y películas infantiles.

Para quién: para los fanáticos del asado.
La propuesta: una parrilla argentina ubicada en el corazón de almagro ideal para ir en familia ya que además de un salón especialmente ambientado para los más chicos hay un menú infantil para los menores de 7 que incluye milanesitas, raviolitos o parrilla libre (bebida y postre), a $43.
El recomendado: la parrilla libre, para grandes y chicos.
Espacio para chicos: cuenta con un área de esparcimiento con juegos didácticos, disfraces, juegos de mesa, pizarrón y películas infantiles. También hay una maestra jardinera para cuidarlos mientras juegan.
Cuanto: entre $85 a $100 por persona.
Dónde: todos los días en Perón 4499, Almagro. www.elmosquitoparrilla.com.ar

5) Pequeña sociedad

La plaza blanda para que se diviertan los más chicos.  Foto:  Gentileza Agustina Ferreri

Otro espacio para que las madres descansen..¡finalmente!.
Golosinas, sandwiches y cosas dulces para comer mientras los chicos juegan.
Cada rincón es un espacio de inspiración.
Livings cómodos para sentarse a tomar algo rico mientras charlas con tus amigas
Deco súper linda.
La plaza blanda para que se diviertan los más chicos
El recomendado: la chocotorta.
Otro espacio para que las madres descansen..¡finalmente!.
Golosinas, sandwiches y cosas dulces para comer mientras los chicos juegan

Para quién: para los que quieren tomar un té con cositas dulces.
La propuesta: una salida divertida para nuestros hijos y deliciosa para nosotros. Es que tanto para un almuerzo liviano como para una merienda abundante, las propuestas son muchas y todas riquísimas. Licuados, submarinos, cafés especiales, galletitas caseras, medialunas recién horneadas, apple crumble, lemon pie y todo para probar. Lo mejor: hay espacios de juego y una sala blanda para que los chicos de 1 a 6 años puedan jugar y divertirse mientras los adultos disfrutan del café.
El recomendado: la chocotorta.
Espacio para chicos: Pequeña Sociedad es, ante todo, un espacio para chicos. Cada rincón parece diseñado de acuerdo a la edad de los niños y equipado con novedosos materiales didácticos. Bajo el concepto "volver a jugar para divertirse" es un lugar ideal para pasar una tarde distinta junto a un equipo de profesores especializados en temprana infancia que acompañan a los chicos en las diversas actividades: música, plástica, literatura, juegos corporales, un teatrito donde los chicos pueden disfrazarse y jugar con títeres, entre otras tantas cosas.
Cuánto: $40.
Dónde: viernes de 17.00 a 20.00. Sábados y domingos de 15.00 a 20.00, en Manuela Pedraza, 2311, Nuñez. www.pequenasociedad.com.ar ,info@pequenasociedad.com.ar.

Y ADEMÁS...

-Para los que quieren comer algo exótico: Garbis
-Para los amantes de la costanera: El Padrino
-Para los que buscan comida regional: La Payuca
-Para los fanáticos de la tele: Mundo Discovery Kids

Fuentewww.revistaohlala.com