lunes, 14 de octubre de 2019

{¿Quieres saber si tu hijo es un “niño de espíritu libre”?}

Muchas veces la gente achaca los problemas de comportamiento de los niños a sus padres, considerando que no han sabido educar correctamente. Cuántas veces te has sentido juzgada/o, ¿verdad? Pues hoy me toca reconocer que antes de ser padre yo mismo era de esos que juzgan a otros padres de niños a los que yo llamaba desobedientes, mandones, cabezotas, gritones, quejicas, caprichosos o mimados.

Ahora, después de mucho aprender y de 10 años como padre de 2 niñas gemelas, veo las cosas de forma muy distinta.

Una de ellas es una maravillosa niña de espíritu libre (como me gusta llamarla a mi), y la otra tampoco va mal servida de nivel de “espíritu”.

Con este post quiero que conozcas todo sobre los niños de espíritu libre para que puedas saber si tu hijo coincide con las características de este perfil.

Los psicólogos estiman que un 15% de los niños encajan en este perfil de niños que llamamos de espíritu libre, o “strong-willed kids” el término psicológico en inglés, que podríamos traducir como “niños de voluntad firme”. Antes yo les llamaba niños “desafiantes”, pero ahora prefiero llamarles niños de espíritu libre.

Te cuento esto porque no quiero que te sientas sola/o y quiero que sepas que si tu hijo responde a este perfil no es un bicho raro. Quiero también que te quites el sentimiento de culpa de creer que has hecho las cosas mal. Tu hijo actúa así en gran medida porque se lo “dictan” sus genes. Verlo así te hará sentir que tu hijo no es tu enemigo que solamente te quiere fastidiar, sino que es un maravilloso niño con mucho potencial como persona que ahora necesita tu comprensión, apoyo, amor … y también firmeza.

Si interiorizas todo lo que te voy a explicar más abajo, te será más fácil el camino del cambio interior para desAprender y tener una nueva relación con tu hijo.

Características del niño/a de espíritu libre

Los niños de espíritu libre tienen una serie de características comunes que os voy a resumir a continuación, de acuerdo con el perfil que definen las psicólogas Mary Kurcinka y Cynthia Ulrich (ambas con una larga carrera especializada en este perfil de niños y como educadoras de padres), el psicólogo Don MacMannis (también experto en la materia, terapeuta y divulgador), y a mi experiencia personal.

- Persistencia

Esta es una característica fundamental de los niños de espíritu libre. Defienden sus ideas a muerte y pueden pasar “horas” de negociación sin que seas capaz de convencerles. Les gusta el debate, y a veces el debate por el debate. Quieren participar en la toma de decisiones y que se les tenga en cuenta. Esto hace que les cueste mucho aceptar la autoridad, y las cosas porque sí. Necesitan muchas explicaciones del porqué de tus peticiones. No obedecen nunca incondicionalmente sin negociar antes los términos. Necesitan que compartas con ellos el poder, para lo que funcionan muy bien las reuniones de familia.

Cuando algo les motiva y se ponen un objetivo van a por ello “a saco”, y no hay quien les convenza de lo contrario. Se obsesionan y además quieren hacer las cosas ellos solos. Y no va a aceptar que le digas que lo que intenta es imposible de lograr, hasta que lo compruebe por el mismo.

- Intensidad

Son niños siempre extremos en sus reacciones. No lloriquean; cuando lloran es una auténtica explosión. Suelen ser dramáticos y siempre excesivos. Son ruidosos cuando juegan, cuando ríen o cuando llevan a cabo cualquier actividad.

Cambian de estado de ánimo a la velocidad de la luz. Pueden pasar en cuestión de minutos de estar cariñosos y habladores, a distantes y ariscos.

Suelen tener un nivel de autocontrol más bajo de lo que se podría esperar para su edad, por lo que es fácil que sobrerreaccionen ante situaciones o “problemillas” que a nosotros nos parezcan menores, y que esa reacción nos escandalice. Son pérdidas de control que a los padres nos pueden arrastrar detrás si no estamos muy conscientes, tranquilos y tenemos habilidades para gestionarlo.

Unido a esta intensidad, tienen mucha capacidad para que les afecte el estado de ánimo de las personas que tienen alrededor. Si tú estás nervioso/a, cuenta con que te imitarán. Son muy perceptivos y sensibles a las formas y lenguaje (incluso corporal) que usas para comunicarte con ellos. Un determinado tono, aunque sea sutil o una cierta manera de formular una pregunta, puede marcar la diferencia entre resistencia máxima o colaboración. Muchas veces no es a la autoridad a lo que tienen resistencia, sino a cómo se comunica la autoridad. Sin embargo, los límites “empáticos” expresados con firmeza y cariño a nuestro hijo de espíritu libre, suelen ser bien aceptados.

Y por último valoran mucho la “calidad” de la relación que tienes con ellos. Una buena relación con tu hijo de espíritu libre basada en un alto nivel de conexión le hará estar menos intenso y más predispuesto a colaborar y reducirá el conflicto.

- Sensibilidad

Suelen tener una alta sensibilidad para las sensaciones como olores, colores, texturas, ruidos, luces. Cuando las sensaciones se acumulan (ej. 2 horas de compras) se sobreestimulan tanto que cualquier contratiempo puede acabar en un ataque de furia.

Esta especial sensibilidad les afecta también al comer, vestirse, cuando hace calor o están en sitios ruidosos. Una etiqueta de la ropa interior, o unos pantalones que aprietan pueden convertirse en un terremoto.

- Distractibilidad (perceptibilidad)

Tienen un alto nivel de perceptibilidad, lo que hace que se distraigan fácilmente. Todo lo ven y todo lo oyen, por lo que cualquier cosa que se les cruce por medio puede hacer que se desvíen del objetivo, la obligación o tarea que tenían en ese momento. Esto es alucinante. Una mosca, una sombra con forma extraña, o un trocito de metal raro en el suelo es suficiente para que pierdan de vista cuál era su obligación o a dónde iban. Han cambiado a otro objetivo, que en ese momento les interesa más.

La capacidad de asombro de los niños y la contemplación por la contemplación es algo maravilloso y necesario, pero en este caso extremo puede acabar desquiciando a los padres. Habrás experimentado en carne propia que cuando están observando, ¡su sistema auditivo se anula! Y a las madres y padres nos cuesta mucho que nuestro mensaje les llegue y que sean capaces de centrarse en la instrucción que le acabamos de dar.

- Adaptabilidad

Los niños de espíritu libre tienen especial dificultad con las transiciones de una situación a la siguiente (levantarse por la mañana, ir a la cama, apagar la tele, irse del parque, etc.) Su grado de flexibilidad es muy muy bajo, y si esperaban que para cenar hubiera espaguetis y se encuentran macarrones, el lío está montado.

Los cambios inesperados les incomodan, a veces incluso tratándose de cambios “a mejor”. Para ellos adaptarse a los cambios es algo muy difícil de hacer. Necesitan hacerse a la idea, antes de decir que sí.

- Energía

Su nivel de energía es asombroso. No son niños pasivos. Algunos pueden tener mucha actividad física (correr, trepar, saltar), mientras que otros pueden no ser tan físicos, pero sí desarrollar mucha actividad relacionada con sus proyectos e intereses que ejecutan de forma obsesiva. Pero es energía dirigida a SUS objetivos que, por cierto, no tienen por qué ser los mismos que los tuyos, jajaja.

Pero … ¡si todos los niños son así!

Esto es falso. Probablemente lo oirás de personas que no tienen hijos, o de padres de niños con un temperamento más fácil.

Siempre hay madres y padres que me dicen que estas características son comunes a todos los niños. Estoy de acuerdo en que muchos niños cumplen con algunas de estas características, pero lo diferencial es que los niños de espíritu libre cumplen con la mayoría de ellas y además llevadas al extremo. Su nivel en la escala es el máximo para cada característica. ¡Nadie les gana! Nadie les gana en persistencia, intensidad, sensibilidad, energía …

Y es eso precisamente lo que les hace diferentes y lo que hace tan complicado, estresante y frustrante el día a día para sus madres o padres.

¿Te sientes identificado?

Son niños con un potencial enorme. ¡Cuéntaselo!

Una vez definido el perfil de niño de espíritu libre, puede que te preguntes: ¿no será negativo etiquetar a mi hijo? Es verdad que las etiquetas negativas que ponemos a nuestros hijos pueden reforzar conductas negativas. Un niño “etiquetado” oficialmente como desordenado, se va a instalar en ese rol. Tenemos que tener cuidado con eso.

Pero aquí no se trata de etiquetar por etiquetar, sino de describir el perfil tipo para ayudarte a entender cómo tu hijo ve el mundo. Y para que puedas ayudarle también a él, a conocerse mejor.

En desAprendo utilizo el término “de espíritu libre” porque creo que resume muy bien y en positivo la personalidad de estos niños. No son sumisos, les gusta liderar y quieren decidir. Son inteligentes y creativos, quieren saber el porqué de las cosas, quieren llevar a cabo sus proyectos y persiguen a muerte sus objetivos. Quieren probar y experimentar, aunque les digas que es imposible, y tienen mucha energía.

¿No son estas algunas de las características que valoramos en nuestros líderes y en los directivos de empresas?

Acompaña a tu hijo haciéndole consciente de estas características de su temperamento que definen su personalidad, siempre desde una visión positiva y constructiva. Siendo consciente de ellas podrá gestionar mejor las emociones que le provocan, y sacar partido a algunas de estos rasgos que pueden traerle muy buenos frutos a nivel personal y profesional en un futuro.

Niños de espíritu libre es mi forma de llamarles, pero también me gustan:

inconformistas
de voluntad firme
rebeldes
de espíritu indomable
enérgicos
insumisos
transgresores
con carácter
insistentes

Sin embargo, NO me gustan estos otros adjetivos:

malos
desobedientes
malcriados
maleducados
contestones
mandones
indisciplinados
tercos
respondones
arrogantes
caprichosos
niñatos

Estos son los adjetivos de la etiqueta negativa, de la culpa, de poner toda la responsabilidad solamente en ellos y que además transmiten pesimismo. Las palabras son importantes porque para conseguir éxitos como padres necesitamos creer en nuestro hijo. Tenemos que describir a nuestro hijo con términos que nos recuerden siempre todo su potencial.

Tu hijo tiene un espíritu libre porque lo tiene, no por tu culpa

Este mensaje quiero que te llegue especialmente claro, porque es importante. Tu hijo de espíritu libre es así porque así está escrito en sus genes.

Le viene de serie. Si tu hijo cumple en un grado extremo con estas características que he descrito arriba, tienes oficialmente un hijo de espíritu libre o strong-willed kid, en casa.

Es importante porque esto es así no porque hayas hecho nada mal sino porque tu hijo tiene un determinado temperamento desde antes de su nacimiento que determina de manera fundamental su personalidad.

Para mí descubrir que esto era así, supuso un cambio de perspectiva fundamental respecto a mi hija de espíritu libre. Fue el momento de dejar de lado la culpa que tenía por creer que ella se comportaba así porque habíamos hecho las cosas mal, no habíamos sabido educar como teníamos que haberlo hecho, o no dedicamos el suficiente tiempo a formarnos para saber hacerlo bien. La culpa paraliza y no sirve para nada más que para pasarlo mal. Si la tienes, por favor destiérrala.

El temperamento define todas las características que he enumerado arriba, y es el responsable de que los niños de espíritu libre pasen de 0 a 100 revoluciones en segundos.
Pero el hecho de que tengan este temperamento desde la cuna no quiere decir que sea algo con lo que tengamos que “conformarnos”. El cerebro y el temperamento es algo que se educa y mucho más en la infancia por la alta plasticidad que tiene el cerebro en esta etapa. Por lo tanto, lo que nos toca como padres es poner manos a la obra para apoyar a nuestro hijo, y asegurarnos de que entrena su temperamento en positivo, para construir su felicidad futura. Esto es lo que desde desAprendo quiero ayudarte a lograr.

Y ahora te toca a ti

Puede que todo lo que te he contado haya sido un descubrimiento revelador para ti, como lo fue para mí en su día. Seguro que sabías o sospechabas que otros padres no lo estaban teniendo tan complicado como tú. Seguro que leyendo este post te has sentido identificado al comprobar que tu hijo se parece MUCHO al perfil que he descrito.

Todo esto te lo cuento para que sepas que hay luz al final del túnel.

Ponerle nombre seguro que te ayuda. Tu hijo tiene un temperamento especial, pero común a muchos otros niños (un 15% de los niños según estiman diversos estudios). Tu hijo no es un bicho raro, ni alguien que va a tener una edad adulta problemática y sin capacidad para convivir con otros. Tienes que quitarte estos miedos de la mente porque al igual que el sentimiento de culpa, sólo sirven para bloquearte. Aunque también te digo que es normal que estos sentimientos te invadan en los momentos difíciles y de frustración, pero debes ser consciente y apartarlos.

Conocer cómo piensa y siente tu hijo te llevará a empatizar y te provocará compasión, que a su vez te darán la energía que necesitas para ayudarle en su camino. Quiero que veas “desde fuera” estas características de su carácter que expreso sin dramatismos, para que entiendas la parte positiva que tienen.

¡No estás solo! Hay muchas madres y padres en tu misma situación con un hijo que no se lo está poniendo nada fácil. Padres que están teniendo que desAprender antiguas formas de educar que no sirven para ayudar a sus hijos de espíritu libre, y con los que te puedes relacionar a través de desAprendo.

Estas nuevas formas de educar a niños de espíritu libre que enseño en desAprendo, no me las estoy inventando yo. Son metodologías y herramientas de trabajo que están ampliamente difundidas por psicólogos y pedagogos internacionales, con miles de familias de diferentes países que las están utilizando. Yo las adapto y las paso por el filtro de mi experiencia personal.

Ahora te toca a ti. Ahora que vas teniendo más información de lo que se trata, es hora de que pongas manos a la obra y vayas dando paso a paso, sin buscar la perfección, pero sin dejar de avanzar. Formándote, fortaleciendo las habilidades que ya tienes y aprendiendo otras nuevas. Con ilusión, celebrando pequeños pasos que son grandes victorias.

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