lunes, 4 de diciembre de 2017

{Médicos}

- Dermatología | Dra. Ana Giachetti
Av. Olazábal 1915 PB 1, C.A.B.A.
T: 4781-2676
Turnos


- Fonoaudiología | Instituto Otorrinolaringológico Arauz
Tte. Gral. Juan Domingo Perón 2150, C.A.B.A.
T.: 2206-1400 (turnos) / 2206-1450 Int 1000 (guardia 24 horas)


- General | Consultorios Médicos Maipú
Gral. Güemes 1624, Florida
T: 4837-3700

- Odontología Pediátrica | Dra. Masoeiro
Av. Maipú 2751 piso 1, Olivos, Vicente López
T: 4799-3215
Turnos: coin.com.ar

- Oftalmología Pediátrica | Dra. Tartara, Alejandra
Lafinur 2974, PB "A", Palermo, C.A.B.A.
T: 4803-4998
Turnos: www.cdeoftalmologia.com.ar

- Oftalmología Pediátrica | Dra. Gamio
Jorge Newbery 1519 piso 1
T.: 4774-0064

- Oftalmología Pediátrica | Dr. Fernando Caride
Leandro N. Alem 474 3A, San Isidro
T: 4733-9190 / 4742-9982
‎info@fcaride.com.ar

- Otorrinolaringología | Centro San Blas
Chacabuco 996, Florida, Vicente López
T.: 4795-3684
Hacen estudio de audiometría

- Pediatra | Sofía Caorsi
Av. Crámer 1765 piso 1 A, Belgrano, C.A.B.A.
T.: 4786-2870 / 15-6304-1636

- Traumatología y Ortopedia Pediátrica | Dr. Oscar Cerviño
Pareja 3748 PB "B", Villa Devoto, C.A.B.A.
T: 4504-0469
Turnos: lunes, miércoles y viernes 9h-11h / lunes a jueves: 15h-18h

martes, 1 de agosto de 2017

{¿Cuánto tiempo necesita dormir tu hijo?}

Sabés que tu hijo necesita dormir menos tiempo ahora que cuando era un bebé, pero ¿cuánto es suficiente?
Cada niño es diferente, pero aquí te damos unas pautas generales para el promedio de horas que un niño necesita dormir cada día.

Edad Sueño nocturno Sueño diurno                  Promedio horas por día
2 años 10-12 horas        1-3 horas (1 siesta)          13 horas
3 años 9-12 horas        1-3 horas (1 siesta)          12-13 horas
4 años 9-12 horas        0-2,5 horas (1/no siesta)  11-12 horas
5 años 8-11 horas        0-2,5 horas (1/no siesta)  10-11 horas

Las horas de sueño nocturno y diurno no se suman porque los niños que toman siestas más largas tienden a dormir menos de noche, y viceversa.

Ten en cuenta que la mayoría de niños en edad preescolar necesitan dormir mucho, por lo general más de lo que los padres les permiten. Si un niño tiene malos hábitos de sueño o se niega a dormir la siesta o ir a la cama antes de las 22h, a menudo los padres asumen que no necesita dormir mucho.

Esto probablemente no sea el caso; de hecho, es probable que el niño esté en realidad falto de sueño, de ahí su comportamiento hiperactivo a la hora de acostarse.

Para ver si tu hijo cae en esta categoría, pregúntate:

- ¿Mi hijo se duerme con frecuencia mientras viaja en el coche?
- ¿Tengo que despertarlo casi todas las mañanas?
- ¿Se muestra malhumorado, irritable o cansado durante el día?

Si respondiste sí a alguna de estas preguntas, tu niño puede estar durmiendo menos de lo que su cuerpo ansía. Para cambiar este patrón, tendrás que ayudarle a desarrollar buenos hábitos de sueño, establecer una hora de dormir adecuada y aferrarte a ella.

Un niño en edad preescolar o escolar que haya superado la siesta necesita de 11 a 12 horas completas de sueño por noche, y esa cantidad irá disminuyendo a medida que crece. Aún así, cuando sea un adolescente, tu hijo seguirá necesitando de 9 a 10 horas de sueño por noche.

Fuenteespanol.babycenter.com

lunes, 31 de julio de 2017

{Alternativas cuando todo el tiempo dice "¡No!"}

Qué cabe esperar a esta edad

Los niños se vuelven inmunes al no y es posible que tengas que repetirlo diez veces antes de que tu hijo reaccione. Si intentas evitar que se meta en líos, procura enseñarle la diferencia entre el bien y el mal con un método más eficaz que la palabra “no”.

Qué puedes hacer

- Dilo con otras palabras

En lugar de decir no, dile claramente lo que sí puede hacer. En lugar de gritar: “¡No! No juegues a la pelota en la cocina”, por ejemplo, di: “¡Vamos al patio a jugar con la pelota!”. Si está en mitad de un proyecto artístico y hay pegamento por todo el piso, ayúdalo a poner periódicos debajo de su trabajo.

Esto le permite seguir ocupado en lugar de tener que dejar de hacer algo. Cuando tengas que actuar con rapidez para que no se meta en problemas, dile algo más directo como “¡para!” o “¡eso está caliente!”.

- Ofrécele opciones

Tu hijo quiere sentirse independiente y sentir que tiene las cosas bajo control, así que en lugar de responder “no” a secas cuando te dice que quiere chocolate antes de la hora de comer, ofrécele unas uvas cortadas por la mitad o rodajas de manzana. Otra alternativa es permitirle que elija una barra de chocolate que se puede comer después del almuerzo.

Si insiste en ponerse ropa no adecuada (como un traje de baño en invierno), dale a escoger entre dos prendas aceptables cada mañana. Aunque ninguna de las dos le emocione, a la larga aprenderá a aceptar las opciones que le presentas.

- Distráelo

Puedes distraer fácilmente a un niño de esta edad cuando está a punto de meterse en problemas.

Cuando en una tienda hay cosas delicadas que atraen la atención de tu hijo, rápidamente muéstrale cómo se refleja la luz en un espejo al otro lado del pasillo, o distráelo con una pregunta (“¿Te gustaría ir a ver tus primos este fin de semana?”), un juguete o un snack. Entretanto, aléjalo de las tentaciones.

Los niños más mayores son más fáciles que los pequeños a la hora de ir de compras, y también más receptivos a las distracciones: “No podemos jugar con esa muñeca de porcelana, pero podemos probar los juguetes que hay en ese lado”.

- Evita el tema

Si es posible, evita que tu hijo se meta en situaciones que te obliguen a decir no y, en lugar de eso, busca entornos seguros que fomenten su sensación de aventura y de curiosidad. Tu hogar debería estar a prueba de niños y es muy importante que mantengas tus objetos valiosos fuera del alcance de tu hijo.

Procura que juegue en lugares donde se sienta libre como el parque o el jardín de la casa, en vez de hacerlo en la sección de cristalería fina de unos grandes almacenes o la casa de la abuela. No puedes aislarlo de todas las situaciones en las que tengas que decir que no, claro, pero la vida será más fácil para ambos y podrás decir sí con más frecuencia si las limitas.

Ten en cuenta que muchos niños en edad preescolar disfrutan cuando van de compras y se portarán bien si tomas algunas precauciones. Sal de compras cuando tu hijo esté bien descansado y no prolongues demasiado el tiempo que dediques a las compras: una hora o dos en el centro comercial es más que suficiente. Si vas a comprar comida, evita la sección de los dulces.

- Ignora las infracciones pequeñas 

La vida presenta un montón de oportunidades perfectas para a enseñar disciplina a tu hijo. No te lo pongas más difícil. Si está pisando un charco y van de camino a la casa de todos modos, ¿por qué no dejarlo? Si quiere ponerse un disfraz para ir a la cama, ¿qué hay de malo?

Escoge tus batallas. Anímalo a explorar su sentimiento de aventura y diversión cuando puedas; mientras no ponga en peligro su seguridad ni te obligue a decir que no, déjalo pasar.

- Dilo con firmeza 

Cuando no haya alternativas posibles, no te desalientes. Di con firmeza (pero con calma), convicción y un rostro impasible: "¡No! ¡No le tires la cola al gato!”. Si le dices medio sonriendo: “No, no, cariño”, eso le transmite a tu hijo pequeño un mensaje contradictorio y no lo desanimará. Cuando responda, sonríele y dale un abrazo y sigue con una afirmación: “¡Sí! ¡Qué bien sabes escuchar!”.

Fuenteespanol.babycenter.com

jueves, 27 de julio de 2017

{Diez formas de ponerse de acuerdo sobre la disciplina de los niños}

Si tú y tu pareja tienen pequeñas diferencias a la hora de disciplinar a sus hijos, no tienes mucho de qué preocuparte. Los niños se pueden adaptar fácilmente a esas pequeñas diferencias. Por ejemplo, un niño sabe que mamá se molesta rápidamente cuando se le habla de mala manera, mientras que papá se vuelve loco cuando se derrama una bebida sobre la mesa.

Sin embargo, algunos investigadores indican que los niños, cuyos padres tienen estilos de crianza muy distintos, están más propensos a tener problemas de comportamiento. Si papá lo permite todo y mamá es más estricta, como un sargento, es muy probable que los niños se confundan.

Tampoco se puede esperar que tú y tu pareja actúen exactamente de la misma manera. La clave está en evitar una guerra de poder con tu pareja. 

Para ayudarte a encontrar estrategias con las que tanto tú como tu pareja estén de acuerdo, es indispensable que hablen y juntos decidan los pasos básicos que pondrán en práctica. Nuestro equipo de expertos en disciplina te ofrece los siguientes diez pasos para que tú y tu pareja puedan disciplinar a sus niños:

1. Es importante que hablen sobre cómo los disciplinaban a ustedes sus padres cuando eran niños. Es común que tendamos a repetir los métodos con los que fuimos criados así que eso les permitirá conocer mejor los estilos de crianza de cada uno.

2. Cuestiona a tu pareja sobre su forma de disciplinar , y escúchalo sin interrumpir. Sé paciente y respetuosa. Pregúntate a ti misma por qué te opones a sus métodos. ¿Qué es lo que temes que pueda ocurrir?

3. Pregúntale a tu pareja qué objeciones tiene acerca de tu manera de disciplinar.

4. Exploren todas las opciones que tienen para establecer un plan para disciplinar a sus hijos, y analicen las ventajas y desventajas de cada una. Establezcan un conjunto de normas en las que los dos estén de acuerdo. Es muy probable que tengas que revisar y ajustar las normas al cabo de algunas semanas si no están funcionando.

5. A medida que vayan probando nuevas estrategias de disciplina, resuelvan las disputas que surjan, una por una, en un lugar tranquilo y con privacidad, donde los pequeños no puedan escuchar.

6. Pónganse de acuerdo y mantengan las mismas reglas. Si los pequeños se dan cuenta que sus papás trabajan en equipo, es menos probable que los pongan en situaciones donde tengan que enfrentarse. Es muy importante que no critiques la forma de disciplinar de tu pareja, delante de los niños. 

7. Si sospechas que tu hijo está tratando de que haya un enfrentamiento entre tú y tu pareja ("Papá siempre me deja limpiar la mesa después de la película"), dile que tomarás una decisión una vez que hables con su papá. También le puedes indicar que tiene que obtener el "sí" de los dos padres antes de proceder. Y recuerda que no todas las cuestiones de disciplina requieren una respuesta inmediata.

8. Si tu pareja se desanima (aunque no estés completamente de acuerdo en cómo manejó la situación), ofrécele alicientes y apoyo. Encuentra un momento tranquilo para decirle, amablemente y sin juzgarlo, algo así como, "¡Qué difícil fue eso! Seguramente estás muy molesto. ¿Quieres que hablemos sobre ello?".

9. Si tus hijos ya van a la escuela, establezcan normas familiares claras y repásenlas con ellos para que tengan claro que ambos padres trabajan en equipo. Además, si los niños más grandes participan en la creación de las reglas, estarán más dispuestos a cooperar. Con el tiempo tendrás que revisar las normas y consecuencias para ajustarlas de acuerdo al crecimiento de tus hijos.

10. ¿Y si tu pareja se niega a hablar sobre el tema? Esa situación no es nada fácil, pero no te des por vencida. Pídele que haga una lista de los comportamientos del niño que lo vuelven loco, y que anote también las ideas que se le ocurran acerca de cómo resolverlos.

Recuerda que si siempre quieres que se haga lo que tú dices ("Sólo hay una manera de solucionarlo y tiene que ser como lo digo yo"), los dos quedarán atrapados en una zona de batalla. Mejor trata de comprender el punto de vista de tu pareja. En último caso, dale un libro o artículo sobre el tema, o solicita la ayuda de un maestro, asesor escolar o terapeuta.

jueves, 6 de abril de 2017

{Media plan, by AAP}

www.healthychildren.org

Libros, películas, programas de TV, apps, juegos y websites apropiados según la edad: www.commonsensemedia.org

Website
https://www.commonsensemedia.org/reviews/age/4/age/5/category/website

miércoles, 22 de marzo de 2017

Desde la televisión hasta los juguetes, ¿qué hace que los niños sean niños y las niñas sean niñas?

En este artículo encontrarás los siguientes temas:

- Se les trata diferente desde la cuna
- Juguetes: autos para niños y muñecas para niñas
- Modelo de conducta: “Sé como yo”
- Ropa: Vestidos de princesa y camisetas de fútbol
- Sus emociones: las lágrimas son cosa de niñas
- La televisión y los estereotipos
- Libres para ser tú y yo

La mayoría de los expertos coincide en que la biología es el principal factor que determina que los niños se comporten “como niños” y las niñas “como niñas”. Sin embargo, lo cierto es que las hormonas y la anatomía, por sí solas, no pueden explicar las grandes diferencias que hay entre los dos sexos. La sociedad es otro de los factores que influyen en las diferentes direcciones que toman, desde su nacimiento, los niños y las niñas.

Se les trata diferente desde la cuna

Desde que nacen, los varoncitos y las mujercitas reciben un trato diferente. Los estudios demuestran que cuando los adultos creen que un bebé es niña, dicen que es “dulce” o “femenina”. Pero si el mismo bebé lleva un trajecito azul, lo consideran “fuerte” y “lleno de energía”.

Susan Witt, profesora de desarrollo infantil en la Universidad de Akron, en Ohio, explica que, por lo general, los padres tienden a hablarles con más dulzura a sus hijas que a sus hijos cuando son bebés. Asimismo, los padres juegan de una manera distinta con sus bebés varones. La interacción es más física.

Juguetes: autos para niños y muñecas para niñas

Es muy común que a los niños se les den autos y a las niñas muñecas. Y los pequeños se toman muy a pecho ese patrón, que puede perdurar por mucho tiempo. A través de un estudio se descubrió que las niñas, incluso a los 18 meses, ya asociaban los autos con los niños y las muñecas con las niñas. "Los pequeños que pasan la mayor parte de su niñez usando juguetes específicos para su sexo seguramente desarrollarán ideas muy tradicionales acerca de los sexos”, asegura Witt.

¿Es normal que un niño juegue con juguetes de niña?

Modelo de conducta: “Sé como yo”

Los niños prestan mucha atención a los hombres y a las mujeres que hay en sus vidas. Por lo tanto, es común que, desde una temprana edad, sus expectativas se basen en lo que observan a su alrededor. Un estudio reciente de Brigham Young University halló que un grupo de niños de 24 meses estaban fascinados por actores que realizaban actividades que regularmente se atribuyen a personas del otro sexo. Se quedaron sorprendidos cuando un hombre se pintó los labios y una mujer se puso una corbata.

Los niños absorben los hábitos de los adultos y algunas veces los resultados no son los deseados. Diane Ruble, catedrática de psicología en New York University, relata la historia de un pequeño cuya mamá tomaba siempre café y el papá té. El niño pensaba que sólo las mujeres tomaban café y los hombres té hasta que un día, para su gran sorpresa, vio a un hombre tomando café.

¿Cuál es la lección? Recuerda que tu hijo se da cuenta de todo y si quieres que aprenda que los hombres pueden cocinar o que las mujeres pueden arreglar cosas en la casa, muéstraselo. Las ideas que tienen los niños sobre los roles de ambos sexos son mayormente influenciadas por lo que ven en su propio hogar. Sin embargo, si tu pareja y tú desempeñan roles muy tradicionales en tu hogar, y eso no va a cambiar, puedes encontrar maneras creativas de exponer a tus hijos a otras opciones.

Por ejemplo, muéstrale libros, programas de televisión o películas donde tanto hombres como mujeres desempeñen varios roles. También puedes llevarlo a hogares de familiares o amigos, donde por ejemplo, el papá cocina y la mamá se encarga de arreglar los aparatos electrodomésticos que no funcionan.

En la actualidad tanto hombres como mujeres ocupan puestos de trabajo que, hasta hace unas cuantas décadas, eran considerados para un sexo en particular. Para que tu hijo comprenda que cualquier persona, sea hombre o mujer, puede desarrollar cualquier actividad que le guste, le puedes señalar a un enfermero o una mujer policía. Haz comentarios positivos sobre ellos: "Yo creo que él decidió ser enfermero porque le gusta cuidar a las personas” o “Ella se encarga que no haya crimen en nuestra ciudad”.

Ropa: Vestidos de princesa y camisetas de fútbol

Cuando los niños tienen entre 2 y 4 años, ya saben que hay ropa para niñas y ropa para niños y, por lo general, les gusta seguir ese patrón.

Desde muy chiquitas, a las niñas se les elogian sus zapatos, vestidos y los adornos en su cabello. Es por eso que es común que las pequeñas siempre insistan en ponerse su vestido de princesa, incluso para ir a acampar. Es una señal de que le encanta ser mujercita y vestirse como las pequeñas que la rodean.

Sus emociones: las lágrimas son cosa de niñas

Aunque a veces no lo reconozcamos, es posible que, inconscientemente, tratemos de diferente manera a los niños y a las niñas cuando se lastiman o lloran porque algo les duele. Por ejemplo, cuando los niños se dan fuertes golpes, algunos padres les dicen que “se aguanten y sean fuertes”, mientras que se trata a las nenas con empatía y cariño.

Sin embargo, muchos padres hoy en día tratan a todos sus hijos (sin importar el sexo) de la misma forma y los animan a que demuestren sus emociones. Si eres uno de esos padres, sabemos que no es una tarea fácil, ya que es posible que hayas crecido en un hogar con normas muy tradicionales. Además, aunque hagas todo lo posible porque tus hijos sean de mente abierta, no puedes controlar lo que sucede fuera de tu casa. Por ejemplo, es posible que algunos niños se burlen de tu hijo cuando se dé un fuerte golpe el parque y empiece a llorar. Esa actitud puede ser dañina ya que la próxima vez que tu niño se lastime, es probable que oculte sus emociones. Y esa actitud puede continuar, incluso cuando sean adultos.

"En los últimos años se ha animado a las niñas y a las mujeres a ser más firmes y enérgicas”, comenta Witt. En cambio, “a los hombres y a los niños no los han motivado para que compartan sus emociones”, agrega.

La televisión y los estereotipos

Los niños que desean saber un poco más sobre los roles que desempeñan las personas de cada sexo, no tienen más que ver la televisión, expresa Mary Margaret Reagan-Montiel, gerente de programas infantiles del National Institute on Media and the Family (Instituto nacional de medios de comunicación y la familia), ubicado en Minneapolis.

Algunos personajes sí proporcionan modelos positivos, como por ejemplo la aventurera Dora la Exploradora y su primo Diego. Pero otros programas parecen basar cada broma y trama en los estereotipos de siempre. Reagan-Montiel recuerda su desilusión cuando su propia hija miraba el programa The Suite Life of Zach and Cody, de la cadena Disney. Los varoncitos eran bromistas y las niñas maduras y disciplinadas.

No es necesario que los padres prohíban a sus hijos ver esos programas. Sin embargo, es recomendable que los veas tú antes de que lo hagan tus hijos o los veas junto con ellos. De esa manera, les puedes señalar, por ejemplo: “¿Has visto que en este programa los niños sólo bromean y las niñas son las que resuelven los problemas? Yo no creo que en la vida real suceda eso, ¿y tú?".

Libres para ser tú y yo

Tendrás una gran influencia sobre lo que piensa tu hijo acerca del rol de cada sexo. Pero no te sorprendas si la actitud de tu hijo no coincide con lo que le has inculcado. Aunque siempre evites los estereotipos acerca de roles que desempeñan hombres y mujeres, seguramente tu pequeño tenga sus propias ideas sobre cómo “deben” actuar los niños y las niñas.

No te preocupes, que es una fase normal. Los niños tienen una necesidad muy fuerte de dar sentido a su mundo y no cuentan todavía con la capacidad que les permite ser de mente abierta. Ven las cosas en blanco y negro, o en este caso, de color rosa y azul.

Si tu hija insiste en ponerse un traje de princesa para salir a jugar en la nieve, abrígala bien y déjala que salga así. Asimismo, no te alarmes si tu hijo quiere jugar con muñecas. Dar cariño y cuidar de un muñeco puede ser bueno para cualquier niño. Cuando tu pequeño empiece a tener amiguitos que lo visiten en casa, es muy probable que escuche comentarios como el que “las muñecas son cosa de niñas”. Él decidirá si quiere seguir jugando con muñecas.

A medida que tus hijos crezcan, ten en cuenta sus gustos y preferencias, sin importar si son considerados para “niños o niñas”; por ejemplo, una niña que quiere jugar béisbol o un niño que desee tomar clases de baile. Es importante que le brindes a tu hijo, la oportunidad de saber si se siente bien haciendo la actividad que eligió. Al final, lo que realmente importa, es que disfrute lo que haga y sea feliz.

Fuenteespanol.babycenter.com

{Cómo alimentar a tu niño de 3 y 4 años}



En este artículo encontrarás los siguientes temas:

¿Cómo puedo motivar a mi hijo a que coma bien?
¿Qué alimentos debo ofrecerle a mi pequeño?
¿Qué debe tomar mi hijo a esta edad?
¿Qué alimentos debo limitar?
¿Qué alimentos debe evitar por completo mi niño?
¿Los niños pequeños necesitan suplementos vitamínicos?

Una dieta sana y equilibrada da a tu niño todas las vitaminas y nutrientes que necesita para crecer, pero a veces puede ser difícil de lograr. No te preocupes, la mayoría de los niños pasan por una etapa donde son exigentes al comer. He aquí algunas ideas para ayudarte.

¿Cómo puedo motivar a mi hijo a que coma bien?

Mantén la calma y ofrécele a tu hijo alimentos nutritivos, pero deja que él decida cuánto va a comer. Puedes estar segura de que sabe mejor que tú cuánta comida es suficiente para él. Como regla general las porciones no deben exceder el tamaño de su puño cerrado. Mira aquí porciones adecuadas por edad.

Mantén un horario regular para las comidas y las meriendas, teniendo en cuenta las siestas de tu hijo. Ofrece tres comidas regulares y dos o tres pequeñas meriendas nutritivas. Los siguientes son ejemplos de refrigerios nutritivos:

- fruta
- tomatitos miniatura y cubitos de queso
- yogur con bayas o rebanadas de fruta
- un sándwich pequeño
- palitos de vegetales o pan con humus
- batido de frutas y leche
- torta, bollo o pan con una taza de leche
- frutos secos

Evita darle a tu niño una comida principal justo antes de la siesta, ya que es probable que esté demasiado cansado para comer. En su lugar, dale una pequeña merienda o algo de tomar y una comida cuando se despierte. Las meriendas que se dan equitativamente entre las comidas, ayudan a evitar las pataletas por tener demasiada hambre. Evita darle dulces o productos envasados como las papas fritas o masitas. Alguna fruta seca o galletitas de agua son un buen ejemplo.

Haz las comidas interesantes y divertidas. Los postres nutritivos son una parte valiosa de la comida; siempre incluye uno y nunca lo uses como una recompensa por comerse el plato principal. Ejemplos de postres nutritivos incluyen ensalada de frutas con yogur, arroz con leche y fruta cocida o una magdalena o un panqueque con algunos trocitos de fruta.

Come con tu niño tan a menudo como sea posible, y sirve alimentos nutritivos que también quieres que él coma. Los niños aprenden el gusto por los alimentos probándolos, pero a menudo sólo probarán nuevos alimentos si ven a otras personas comerlos. Recuerda que eres su modelo a seguir y anímalo haciendo comentarios positivos acerca de los alimentos durante las comidas, tales como, "Mmm, esto está delicioso", "Mmm, las zanahorias son mis vegetales favoritos".

Los niños a esta edad tienen ya sus propios gustos respecto al sabor y la textura de los alimentos. A algunos les gusta su comida bañada en salsa, mientras que otros la prefieren seca. Hay niños a quienes les gusta que cada alimento esté separado de los demás en el plato. A muchos niños no les gusta la carne fibrosa o alimentos que sean difíciles de masticar. Respeta las preferencias de tu hijo pero no le prepares una comida completamente diferente a la del resto de la familia. Cada vez que puedas, ofrécele los mismos alimentos que los demás estén comiendo, pero asegúrate de que al menos uno de los alimentos sea algo que le gusta. Con el tiempo, los gustos cambian, así que es importante seguir ofreciéndole a tu niño todo lo que la familia coma.

¿Qué alimentos debo ofrecerle a mi pequeño?

Cada día, ofrece una variedad de alimentos de los cuatro grupos de alimentos nutritivos:

1. Alimentos que contienen granos o harinas (hidratos de carbono)

Ofrece estos con cada comida y con algunas meriendas. Incluyen cereales de desayuno enteros y sin azúcar agregada, pasta, arroz, cuscús, papas, batatas (boniatos), plátano y cualquier alimento hecho con harina, preferiblemente integral, como pan, galletas, bollos y tortitas.

2. Frutas y vegetales

A los niños les pueden llevar algún tiempo aprender a comer una amplia variedad, especialmente de vegetales. Sigue ofreciéndoselos en cada comida para que tu niño aprenda que siempre son parte de una comida normal. Las frutas son a menudo más populares. Córtalas en trozos para que sean más fáciles de comer y siempre incluye frutas como parte del postre o como único postre.

3. Alimentos con alto contenido de hierro y proteínas

Ofrece estos en una o dos comidas cada día. Incluyen carne, pescado, huevos, nueces y legumbres. Las legumbres son alimentos como frijoles, garbanzos, humus o lentejas. Ofrece trozos suaves y tiernos de carne ya que algunos niños tienen dificultad para masticar carnes duras. Elige embutidos de buena calidad, albóndigas y hamburguesas que tengan un alto contenido de carne magra y un bajo contenido en sodio. Estos alimentos son populares y nutritivos para los niños pequeños.

Si tu familia es vegetariana, es recomendable consultar con el pediatra o con una nutricionista sobre la dieta de tu pequeño. Como está desarrollándose, es importante que su alimentación incluya todos los nutrientes necesarios para su crecimiento. Si no come carne, posiblemente el doctor recomendará que coma

4. Leche, queso y yogur

Ofrece a tu niño estos alimentos al menos tres veces al día. Los productos lácteos proporcionan mucho calcio para los huesos en crecimiento, pero son extremadamente bajos en hierro. Los niños en edad preescolar necesitan menos leche que los bebés y no se les debe dar grandes biberones de leche; ofrece dos a tres vasos diarios, pero no excedas un litro de leche al día. Las grandes bebidas de leche reducirán el apetito de tu niño por otros alimentos, especialmente los más altos en hierro, y proporcionaran calorías innecesarias.

Los niños de dos años pueden seguir tomando leche entera, pero pueden cambiar a leche semidescremada si esto es más conveniente para la familia. La leche semidescremada tiene cantidades similares de proteínas y calcio, pero es más baja en vitamina A que la leche entera. La leche descremada no debe administrarse a niños menores de cuatro años de edad. Ocasionalmente el pediatra puede recomendarla a los dos años si hay historia familiar de enfermedades cardiacas.

Podrías considerar usar una leche fortificada con vitaminas y hierro. Muchos niños en edad preescolar que son difíciles para comer no ingieren suficiente hierro y pueden presentar anemia por deficiencia de hierro.

¿Qué debe tomar mi hijo a esta edad?

Ofrécele de seis a ocho bebidas pequeñas durante el día, una con cada comida y una con cada merienda. Tu niño puede necesitar más líquidos cuando hace mucho calor o si está especialmente activo, ya que puede deshidratarse rápidamente.

Si todavía usa un biberón trata de eliminarlo y darle todas las bebidas, incluyendo la leche, en tazas y vasos. Tomar bebidas de un biberón, hace más lento el proceso de beber y prolonga la exposición a los azúcares dañinos. Esto aumenta el riesgo de caries y erosión del esmalte dental. Si no consigues quitarle el biberón durante un tiempo, asegúrate que después del biberón bebe agua para prevenir el daño dental.

La leche y el agua son las bebidas más seguras para dar entre comidas. Restringe los jugos de frutas a la hora de la comida, ya que el ácido en los jugos puede dañar los dientes cuando se bebe entre comidas o varias veces al día.

Las bebidas dulces y ácidas, como los "ponches de frutas", también causan caries si se beben con frecuencia entre las comidas y contribuyen al sobrepeso y la obesidad. Si los ofreces, dilúyelos con agua y dáselos a tu hijo sólo con poca frecuencia y únicamente a la hora de comer En realidad, es mucho mejor limitarlos al máximo, especialmente los que vienen ya preparados comercialmente.

Las bebidas deportivas no se deben dar a los niños pues tienen un alto contenido de azúcar y minerales destinados sólo para atletas muy activos.

No te pierdas nuestra guía sobre bebidas y niños pequeños.

¿Qué alimentos debo limitar?

Los alimentos altos en grasa y azúcar dan a los niños en edad preescolar un poco de energía extra, que necesitan para su crecimiento. Estos incluyen alimentos como mantequilla, margarina, aceite, pasteles, galletas y helados. Inclúyelos sólo en pequeñas cantidades. Puedes ofrecerle a tu hijo ocasionalmente como postre pastel o galletas y fruta. Si tu hijo está inactivo, por ejemplo, si pasa mucho tiempo sentado viendo la televisión, sólo debes ofrecer estos alimentos en cantidades muy limitadas. De lo contrario, puede desarrollar sobrepeso.

Para prevenir la obesidad, se recomienda también que los niños estén físicamente activos por lo menos una hora diaria y se debe limitar la televisión o las actividades sedentarias a no más de dos horas diarias.

Dulces y chocolates y otros alimentos azucarados se pueden incluir como un placer ocasional entre comidas, pero pueden dañar los dientes de tu niño si los come con frecuencia. También pueden reducir el apetito de tu hijo por los alimentos saludables además de ser grandes contribuyentes a la epidemia de obesidad que nos afecta.

Alimentos salados La dieta típica en Estados Unidos, y en gran parte del mundo occidental, suele tener un exceso de sal o sodio. La mayoría proviene de los alimentos procesados. El exceso de sodio puede producir problemas de salud, como hipertensión entre otros, por tanto el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos aconseja limitar la ingestión de sodio en los adultos a no más de 1 cucharadita de sal al día. En el caso de los niños, el consumo de sal en los alimentos cocinados estará marcado por el paladar de la familia, aunque es recomendable usarla con mesura. Es difícil calcular cuánto sodio contienen los alimentos, ya que algunos alimentos naturales contienen sal, pero estos consejos te ayudarán a evitar el exceso de sal:

Mantén las papas fritas y otras meriendas saladas como un alimento ocasional; no se los ofrezcas a tu hijo más de una vez por semana

No agregues sal a la comida en la mesa

Usa hierbas y especias en lugar de un exceso de sal para dar sabor a los alimentos que preparas

Mantén los alimentos procesados al mínimo y cuando puedas elegir, utiliza la variedad baja en sal

El pescado graso, como la sardina, la caballa, el salmón, el atún fresco, la trucha y la anguila, son una buena fuente de grasas omega 3 y también de vitaminas A y D. Ofrécelos una o dos veces a la semana. Como algunos pueden contener rastros de toxinas, especialmente mercurio, que pueden acumularse en el cuerpo, es preferible limitar la frecuencia con que tu niño come pescado graso. Existe un posible riesgo de que los altos niveles de estas toxinas puedan causar problemas de salud y del desarrollo. Por este motivo, dos veces a la semana es el límite recomendado.

Nueces Los niños cuyos familiares sufren de fiebre del heno, asma, eczema o alergias a alimentos, no deben consumir cacahuates o mantequilla de cacahuates antes de los tres años de edad. Otros frutos secos, como las nueces, las almendras o las avellanas, están bien mientras se piquen o muelan finamente o como una mantequilla de nuez.

Los aditivos y edulcorantes que se utilizan en los alimentos han sido probados para la seguridad del consumidor adulto. Sin embargo, se deben evitar grandes cantidades de edulcorantes, que a menudo se encuentran en las bebidas. Diluye las bebidas que contienen edulcorantes con abundante agua y si se pueden evitar es mejor ya que no hay evidencia a largo plazo de que no tienen consecuencias en los niños.

Alimentos ricos en fibra Si todos los alimentos que sirves en una comida son integrales, tu hijo puede sentirse muy lleno antes de haber comido lo suficiente. Ofrece una mezcla de cereales y panes integrales y blancos, y poco a poco aumenta la cantidad de cereales integrales a medida que tu hijo se acerque a los cinco años de edad.

¿Qué alimentos debe evitar por completo mi niño?

Los huevos crudos o parcialmente cocidos y los mariscos pueden causar intoxicación alimenticia en los niños pequeños. Si se los ofreces, asegúrate de que estén bien cocidos. Los mariscos no se deben consumir más que una vez por semana.

Los peces grandes que viven por muchos años, como el tiburón, pez espada y pez aguja, pueden contener altos niveles de mercurio y no se les deben dar a los niños.

Las nueces enteras pueden provocar asfixia, así que no deben darse a niños menores de cinco años.

El té y el café se deben evitar, ya que reducen la absorción del hierro de los alimentos y su contenido de cafeína estimula mucho a los niños. Las colas o gaseosas dietéticas suelen tener alto contenido de cafeína y además pueden dañar los dientes, por lo que también se deben evitar.

¿Los niños pequeños necesitan suplementos vitamínicos?

El gobierno recomienda dar suplementos que contengan vitaminas A y D a los niños menores de cinco años para prevenir el raquitismo, una enfermedad de los huesos, y así asegurar su crecimiento y desarrollo normal. Esto es especialmente importante para los niños quisquillosos al comer y los de origen asiático, africano o medio oriental.

Fuenteespanol.babycenter.com

{Ayudar en casa: Qué puedes esperar de tu hijo y cuándo}

niña ayudando en cocina

Los niños necesitan estar a cargo de tareas pequeñas en la casa. Ayudar en casa les enseña responsabilidad social y familiar. Además, les proporciona una sensación de logro y de orgullo y les ayuda a adquirir habilidades.

Si tu niño contribuye con los quehaceres del hogar, se sentirá importante y parte de un “equipo”. Asimismo, si ve que en su familia todos ayudan y colaboran, sentirá que no es el centro del universo.

Es obvio que cuando los niños son pequeños no pueden realizar las tareas del hogar como lo haría un niño más grande o un adulto. La idea es más bien inculcarles el hábito de ayudar.

A los niños de entre 2 y 4 años les encanta ayudar y es ese deseo genuino lo que les facilita empezar una tarea. A medida que tu hijo crezca podrá realizar labores más complejas y comenzará a hacerlas él solo.

No subestimes a tu hijo

Los padres a menudo subestiman lo que sus hijos son capaces de hacer. Y en muchas ocasiones no los dejan que hagan cosas básicas que ya pueden hacer como prepararse su propio sándwich o limpiar su habitación.

Comienza con el aseo personal

Cepillarse los dientes, ir al baño y vestirse son algunas de las primeras tareas que los niños llevan a cabo solos. Para la mayoría de los padres, el que los niños empiecen a realizar estas necesidades básicas es muy importante. Pero además es recomendable que añadas tareas del hogar para que le enseñes a ser responsable.

Tareas apropiadas para su edad

Si la tarea que le asignas a tu niño es muy difícil, es probable que se frustre y no la termine. Recuerda que es muy importante que no le pidas que haga tareas peligrosas, como lavar cuchillos o cosas frágiles.

A los 2 años

Tu hijo puede realizar las siguientes tareas:

- Colocar la ropa sucia en el cesto designado para ella
- Poner un pañal sucio en la basura
- Recoger los juguetes después de jugar con ellos
-Poner las servilletas en la mesa
- Separar la ropa para lavar en clara y oscura

A los 3 años

Tu hijo puede hacer lo siguiente:

- Separar los calcetines por colores y quizá hacer parejas
- Regar una planta
- Darle comida a una mascota
- Limpiar cuando algo se le cae al piso
- Retirar su plato de la mesa
- Ayudar a lavar el auto

A los 4 años

Tu hijo puede hacer lo siguiente:

-Poner platos, tenedores y servilletas sobre la mesa
- Sacar los cubiertos del lavavajillas
- Doblar toallas
- Ayudarte a hacer su cama
- Recoger las toallas mojadas del piso
- Ayudar a preparar la comida haciendo algunas tareas fáciles como formar albóndigas, mira la receta
- Barrer con una escoba para niños

No esperes demasiado

Cuando un niño pequeño te “ayuda”, a realizar las tareas del hogar, es muy probable que tardes más en terminarlas. Sin embargo, recuerda que estás consolidando la base para que se convierta en una persona responsable más tarde. Los pequeños tienen poca capacidad de concentración, así que no esperes que tu hijo realice las tareas del hogar diariamente sin que se lo recuerdes, o que las haga bien a la primera.

Todos por igual

Asigna a los niños tareas de la cocina y a las niñas pídeles que te ayuden en el jardín.
Sé específica. Las tareas que son muy difíciles abrumarán a tu niño. Asígnale tareas sencillas y sé específica. Por ejemplo, en lugar de ordenarle que “limpie su habitación”, le puedes pedir amablemente que “ponga su ropa sucia en el cesto”. Es importante que le muestres cómo hacerlo las primeras veces.

Una por una

Si le pides que haga tres o cuatro tareas al mismo tiempo, tu niño se confundirá. Seguramente olvidará la lista entera o confundirá las cosas y las hará mal. Asigna cada tarea individualmente.

Puede ser divertido

El reto de las tareas del hogar es que tienden a ser repetitivas y, por lo tanto, aburridas. Pero puedes hacerlas divertidas. Por ejemplo, pon música (o inventa tu propia canción) para bailar con tu hijo mientras limpian el polvo. También pueden competir para ver quién recoge los juguetes más rápido. Es recomendable que le pidas que te ayude con algo nuevo de vez en cuadno para que no se aburra de hacer siempre lo mismo. Algunas mamás con niños pequeños que aún no saben leer usan carteles con dibujos para explicarles las labores que les toca hacer.

No seas perfeccionista

Si tu hijo hizo su cama y parece que más bien la deshizo, muéstrale cómo hacerlo correctamente y deja que la termine a su manera. Puedes lastimar el orgullo de tu niño si corriges de inmediato lo que acaba de hacer. Además, es probable que la piense dos veces antes de ayudarte la próxima vez ("¿Por qué me necesita si siempre dice que lo hago mal?").

Alábalo mucho

El refuerzo positivo enseñará a tu pequeño que sus esfuerzos son importantes. Anímalo y no critiques su trabajo. Al contrario, dile cuánto aprecias su esfuerzo y lo importante que eso es para ti. Cuando lo alabes, trata de ser específica: “Gracias por ayudar a poner la mesa porque comeremos antes".

No le pagues

Si le pagas por los quehaceres domésticos que realiza, eliminarás esa sensación de contribución a la familia y el orgullo que siente de haber hecho un buen trabajo. Los niños a esta edad aún no entienden bien el valor del dinero y recibir dinero a cambio de trabajo es un concepto difícil de asimilar para ellos. Además, mucho expertos financieros opinan que no se debería pagar por hacer tareas domésticas. Consideran que es mejor dar una semanada o mesada independiente, con el objetivo de enseñar a los niños el concepto del ahorro y cómo administrar el dinero de manera razonable.

Fuenteespanol.babycenter.com

{10 formas divertidas de enseñar a tu hijo el valor del dinero}

niño ahorrando

Estos son los temas que se tratarán en este artículo:

1. Vayan a una venta de objetos de segunda mano
2. Hagan una visita al banco
3. "Contrata" a tu niño como tu asistente
4. Compren en mercados al aire libre (o tianguis)
5. Busquen y corten cupones
6. Trabajen como voluntarios y hagan donaciones en familia
7. Motiva a tu hijo a ganar un poco de dinero
8. Inscríbanse en una clase
9. Marquen una meta de ahorros para la familia
10. Jueguen juntos

1. Vayan a una venta de objetos de segunda mano

En Estados Unidos es típico que muchas familias se deshagan de los objetos de su propiedad que ya no quieren poniéndolos a la venta en la banqueta enfrente de su casa. Estas ventas, llamadas “ventas de garaje” (garage sale o yard sale), están llenas de curiosidades para niños, como libros y juguetes.

Tus hijos más grandecitos pronto descubrirán que el dinero de su mesada les rinde mucho más en estas “ventas al aire libre” que en el centro comercial.

Si a tu familia no le gusta madrugar los fines de semana para ir a las ventas de garaje, puedes ir a una tienda de segunda mano. Las dos opciones son además una excelente oportunidad para hablar con los niños acerca de la importancia de reciclar objetos.

2. Hagan una visita al banco

La próxima vez que vayas al banco, llévate a tu pequeño. Explícale las transacciones bancarias que hagas (depositar o retirar dinero) y permítele que te ayude en todo lo que pueda. Por ejemplo, él le puede entregar el cheque al cajero.

Cuando tu niño esté más grandecito, le puedes abrir una cuenta a su nombre y enseñarle a ser ahorrativo. Muchas instituciones financieras ofrecen cuentas de ahorro (sin cargos adicionales) para niños y servicios en línea.

3. "Contrata" a tu niño como tu asistente

Nuestros hijos nos ven pagar con la tarjeta de crédito infinidad de veces en el supermercado y es por eso que muchos creen que es ¡una fuente mágica e infinita de dinero!

Explícale el “misterio” y déjale que te ayude a hacer los pagos mensuales de las tarjetas de crédito. Repasa los pagos con tu hijo y recuérdale qué es lo que están pagando ("¿Te acuerdas de los zapatos que te compré la semana pasada?"). Puede también poner el cheque en el sobre. Si tu hijito es más grande, podrá anotar el número del cheque en tu chequera.

A tu pequeño le encantará participar en tus actividades. Además empezará a tener una perspectiva más clara sobre el flujo de dinero. Puede haber otros beneficios que no te imaginaste. Por ejemplo, una vez que tu hijito sepa cuánto cuesta la electricidad, tal vez esté más dispuesto a cooperar cuando le pidas que apague las luces al salir de una habitación.

4. Compren en mercados al aire libre (o tianguis)

Cuando van al supermercado, tu niño sólo ve los productos, y nunca a los agricultores que los producen. Al llevarlo a mercados al aire libre (Farmers’ Market) comprenderá mejor la relación entre el trabajo y el dinero. Invita a tu niño a que te ayude a seleccionar las frutas y verduras y a que pague por los productos.

Explícale que los agricultores plantaron las fresas, así que ellos pueden decidir cuánto cobrar por ellas. El cliente decide si vale la pena comprarlas por esa cantidad. Coméntale que con las ganancias, los agricultores comprarán más semillas para plantar más fresas.

5. Busquen y corten cupones

Antes de reciclar toda esa montaña de folletos publicitarios que recibes los domingos, puedes hacer una "fiesta de cupones" con tu niño. Aunque no seas aficionada a los cupones, guárdalos. Pueden ser una herramienta más para enseñarle a tu hijo sobre los ahorros y descuentos.

Pídele a tu pequeño que una vez que identifique los cupones que pueden servir para las compras de la semana (ésta es una tarea que pueden hacer hasta los niños que todavía no saben leer, simplemente mirando las fotos), los recorte y los guarde en un sobre. La próxima vez que vayan de compras deja que tu hijito se encargue de los cupones.

Tu niño puede ser (dependiendo de su edad), el "administrador de los cupones" y el "buscador de productos". Tras hacer las compras, hablen sobre el dinero que ahorraron y cómo podrían usarlo.

Pero si no soportas la idea de usar cupones, utiliza la tarjeta de ahorros de tu supermercado. Mientras compran, señálale a tu hijo los productos que tienen precios especiales para los miembros del club de ahorros, y después enséñale en el recibo la cantidad que ahorraron.

6. Trabajen como voluntarios y hagan donaciones en familia

Para que empiecen a entender el mundo de las finanzas, los niños necesitan comprender que hay personas que poseen más dinero que otras y que los que tienen más pueden ayudar a los que tienen menos.

Puedes hacer cosas muy sencillas para que tu niño se acostumbre a ser generoso. Por ejemplo, pueden comprar comida y entregarla en una organización benéfica local. O bien, participen en una causa justa en la que tu hijo podría estar interesado. Si le gustan los animales, compra comida y otros artículos, y llévalos al refugio para animales más cercano.

7. Motiva a tu hijo a ganar un poco de dinero

Ganar dinero no sólo es educativo para los niños, sino que también les ayuda a ser responsables. La vieja tradición de vender limonada sigue siendo una buena opción, y además le enseñará a tu hijo a trabajar en equipo. El hermano más grande puede cuidar del dinero mientras que el más joven entrega los vasitos.

Otras ideas para ganar dinero son: vender juguetes y ropas que ya no les sirven, ayudar a preparar una venta de garaje en familia, y ayudar con labores especiales en la casa.

8. Inscríbanse en una clase

Muchas instituciones financieras ofrecen clases y talleres para niños. Si piensas que tu niño no está interesado las cuestiones financieras, de cualquier manera dale una oportunidad. "Siempre me sorprende ver lo interesados que están los niños en aprender sobre el dinero", dice Mark Hodowanic, quien dirige talleres financieros en una cooperativa de crédito en Estados Unidos. Investiga qué tipo de clases ofrecen en tu banco o cooperativa de crédito.

9. Marquen una meta de ahorros para la familia

¿Está tu hijo ansioso por ir a Disneylandia? Establezcan una meta a largo plazo y empiecen a guardar dinero en una alcancía. Esto hace que la familia trabaje en equipo. Los niños pueden echar en la alcancía las monedas que te sobran y también contribuir con un poco de su propio dinero de vez en cuando.

10. Jueguen juntos

La próxima vez que tu hijo te pida permiso para usar la computadora, déjalo que pruebe algunos de los juegos en internet que enseñan a manejar el dinero. Muchas páginas de cooperativas de crédito tienen juegos y otras actividades, como páginas para colorear que puedes imprimir.

En la actualidad, con tanta tecnología, no muchas personas se acuerdan de los juegos mesa. Sin embargo, juegos como Monopoly o Life, (aunque se refieren a situaciones imaginarias), ayudan a sembrar la noción de ganar dinero, ahorrar y perder.

Fuenteespanol.babycenter.com

{Cómo enseñar empatía}

Qué cabe esperar a esta edad

Los seres humanos tenemos empatía por naturaleza, al menos hasta cierto punto. Algunos estudios indican que los bebés que lloran cuando escuchan llorar a otro bebé, son más empáticos de mayores.

Aun así, los niños en edad preescolar, como sabemos todos los padres, no son un modelo de comportamiento desinteresado y generoso. La empatía es algo que tienen que aprender de ti.

Si tu hijo pega a su hermana, por ejemplo, puedes decirle: “Hace daño cuando pegas a las personas. Así es como hay que tocar a la gente, con suavidad. ¿Cómo se siente?”. En algún momento comprenderán el mensaje, pero seguramente les llevará un tiempo.

Qué puedes hacer

- Dale un nombre al sentimiento

Para que tu hijo pueda reconocer sus emociones. Dile: “Pedro, estás siendo muy amable”, cuando tu hijo te bese el dedo en que te hiciste daño. Aprenderá de tu reacción que su reacción amable se reconoce y se valora.

Tiene que aprender a reconocer emociones negativas también, así que no temas señalar con calma cuando su comportamiento no sea el que esperas. Procura decir algo como: “Cuando le quitaste el sonajero a tu hermanito se puso muy triste. ¿Qué puedes hacer para que se sienta mejor?”.

Otra idea para enseñarle a entender y definir sus emociones es tener "el sentimiento de la semana". Cada semana pones a la vista una foto de alguien experimentando una emoción: tristeza, alegría, sorpresa, enojo. Habla con tu hijo sobre cuando se siente esas emociones.

- Alaba su comportamiento

Cuando se muestre generoso o muestre empatía. Cuando tu hijo realice un acto de generosidad, señálale lo que hizo bien y sé lo más específica que puedas: “Fuiste muy generoso compartiendo tu osito con tu hermanito. Eso le hizo muy feliz, ¿ves cómo sonríe?”.

- Anímalo a hablar de sus sentimientos y de los tuyos

Hazle saber que te importan sus sentimientos, escuchando con atención. Mírale a los ojos cuando te habla y parafrasea lo que dice. Cuando grite: “¡Hurra!” por ejemplo, respóndele con un: “Ah, hoy te sientes muy feliz”. Es posible que no sepa responderte si le preguntas por qué, pero no tendrá problema alguno en hablarte acerca de “sentirse feliz”.

De igual manera, comparte tus sentimientos con él: “Me siento triste porque me pegaste. Pensemos en otra manera en que podrías haberme dicho que no querías ponerte esos zapatos”. Aprenderá que sus acciones afectan a otras personas, un concepto que es difícil de comprender para un niño pequeño.

Esta bien compartir tus sentimientos incluso si no tienen que ver con las acciones de tu niño.

Podrías decir "Estoy triste porque no recibí la carta de la abuela que esperaba" o "Algunas veces me enojo con papi, pero lo amo de todas formas". De esta forma, su hijo aprenderá que los adultos también tienen sentimientos y emociones y que son parte normal de la vida. Verá que aprender a manejar los sentimientos es parte importante de crecer y madurar.

- Señala el comportamiento de otras personas

Enseña a tu hijo a darse cuenta cuando alguien se ha portado de manera generosa. Procura decir: “¿Recuerdas esa señora en el supermercado, la que nos ayudó a recoger la comida cuando se nos cayó la bolsa al piso? Fue muy amable con nosotros y me hizo sentir bien cuando estaba disgustada”.

Al hacer eso, reforzarás el que tu hijo comprenda cómo las acciones de las personas pueden afectar emocionalmente a los demás. Los libros también ofrecen buenos ejemplos, así que pregúntale cómo cree que se siente el perrito que se perdió en el cuento o por qué sonríe la niña del otro cuento.

Explícale cómo te sentirías si tú fueras otro de esos personajes y pregúntale cómo reaccionaría él. Estas conversaciones le ayudarán a comprender las emociones de otras personas y a entender las suyas.

- Dale pistas verbales

Algunos niños tienen problema para entender diferentes tonos de voz. Tu hijo pequeño podría no darse cuenta de que su hermanita está llorando porque está triste y quiere que la deje de molestar.

 Ayúdalo a ponerse en sintonía con las emociones de otros haciendo un juego. Repitan una frase en diferentes tonos de voz y pide que adivine qué significa cada tono. Puedes decir "Escúchame" como si estuvieras enojada, feliz o en secreto por ejemplo, y mira si puede detectar las diferencias.

- Dale pistas no verbales

Ve al parque o un área de juegos y encuentra un lugar traquilo donde tu hijo y tú se puedan sentar a observar sin molestar. Jueguen a adivinar como se siente la gente que miran y trata de que las respuestas sean elaboradas: "¿Ves a ese niño? creo que está feliz porque está brincando y se ríe? ¿por qué estará tan contento?"

-Enséñale las reglas básicas de la buena educación

A través de los buenos modales, tu hijo puede demostrar que se preocupa por los demás y los respeta. En cuanto sea capaz de comunicarse verbalmente, puede empezar a decir "por favor" y "gracias". Explícale que estás más dispuesta a ayudarlo cuando se comporta de manera educada contigo y que no te gusta cuando te da órdenes.

Claro que ser educada con él vale más que mil palabras: di “por favor” y “gracias” con regularidad y tu hijo aprenderá que estas frases son parte de la comunicación habitual, tanto en casa como en lugares públicos.

- No uses el enojo para controlar a tu hijo

Aunque es fácil enfadarse cuanto tu hijo pega a su hermano pequeño, procura no usar tu enojo para controlar su comportamiento. Si dices “estoy muy enojada contigo” los niños suelen cerrarse y retraerse.

En lugar de eso, muestra empatía a tu hijo. Enseñar mediante la instrucción y el ejemplo es mucho más eficaz, sobre todo a esta edad. En lugar de enfurecerte, toma un momento para calmarte. Entonces, di con firmeza: “Sé que estabas enojado, pero no debes pegar a tu hermano. Eso le hizo daño y me puse triste. Por favor, pídele perdón”.

- Dale a tu hijo tareas pequeñas

Estudios demuestran que los niños que aprenden responsabilidad también aprenden altruismo y empatía. A los pequeños les encanta realizar tareas pequeñas, y algunas cosas útiles como dar de comer a las mascotas también enseñan empatía, sobre todo si después alabas su acción: “¡Mira cómo mueve la cola el perro! Eres tan amable con él… Está feliz porque le estás dando la cena”.

- Sé un buen ejemplo

Los actos de generosidad y caridad son una excelente manera de enseñar a tu hijo empatía. Llévalo contigo cuando vayas a visitar a un vecino para entregarle comida porque está enfermo, o cuando vayas a visitar a una amiga que acaba de tener un bebé.

 Déjale que te ayude a empacar la ropa que llevarás a un centro de personas necesitadas o a cualquier otro lugar caritativo. Explícale que hay personas que están enfermas o que no tienen comida o ropa suficiente, y que por eso necesitan de la ayuda de otras personas.

- Empatía para niños y para niñas

En nuestra sociedad es común esperar que los hombres sean menos empáticos que las mujeres. A veces, incluso sin darnos cuenta, demandamos y alabamos más la empatía en mujeres y se la exigimos menos a los hombres. Los hombres "deben ser rudos", ten en cuenta esto al enseñar empatía a un varoncito, ser empático no tiene que ver con el género.

Fuenteespanol.babycenter.com

{Cómo enseñar respeto}

Qué cabe esperar a esta edad

Procurar que un niño de tres o cuatro años se comporte con respeto es como pedirle peras al olmo. Esto se debe en parte al hecho de que sus habilidades lingüísticas aún están desarrollándose.

Así que cuando le dices que es hora de ir a la cama, es poco probable que te responda diciendo: “Lo estoy pasando bien en el baño ¿sería mucho pedir que me dejes jugar cinco minutos más?”. Lo más probable es que salpique y grite “¡No!” en tono de rebeldía y mirándote con sus ojillos traviesos.

Los niños de esta edad comienzan a preguntarse cuánto poder tienen sobre la familia y te ponen a prueba.

Actuar así forma parte de su desarrollo, pero no esperes a enseñarle a tu hijo la importancia del respeto: a pesar de que los niños de tres y cuatro años de edad tienen la necesidad de probar sus límites, puedes y debes comenzar a enseñarles buenos modales ahora.

Qué puedes hacer

- Muestra respeto a los demás

No solemos dar a nuestros hijos el respeto que exigimos de ellos. Puede ser difícil esperar pacientemente que un niño dé su opinión, pero merece la pena. Míralo a los ojos y dile que te interesa lo que te dice. Es la mejor manera de enseñarle a escucharte a ti con la misma atención.

- Enséñale a responder con educación

Tu hijo puede mostrar cariño y respeto por otros, empleando buenos modales. En cuanto pueda comunicarse verbalmente, puede aprender a decir “por favor” y “gracias”. Explícale que estás mas dispuesta a ayudarlo cuando se comporta con educación y que no te gusta cuando te da órdenes.

Asimismo, si tú muestras respeto, le estarás enseñando más que dándole una charla. Di siempre “por favor” y “gracias” a tu hijo (y a otras personas), y aprenderá que estas palabras forman parte de la comunicación normal, tanto en la familia como en público.

- Evita perder los nervios

Si tu hijo te llama “mala”, intenta no enojarte (después de todo, tú sabes que no eres mala). Un niño que quiere provocarte, soportará cualquier situación desagradable sólo para conseguir que reacciones.

En lugar de hacer eso, mírale a los ojos y dile dulcemente pero con firmeza: “En esta familia no nos insultamos”. Entonces muéstrale cómo conseguir lo que desea con respeto: “Cuando quieras que juegue contigo, pídemelo de manera agradable. Di ’mamá por favor, ¿puedes jugar conmigo a las muñecas?’”.

- Prepárate para diferencias de opinión

La vida sería mucho más fácil si nuestros hijos siempre nos hicieran caso, pero la naturaleza humana no es así. Procura recordar que cuando tu pequeño no se comporta como tú deseas, no es que intente ser irrespetuoso; simplemente, tiene una opinión diferente a la tuya.

Enséñale que le irá mejor si aprende a dejar de expresarse de manera irrespetuosa (“Nunca me llevas al parque, ¡mamá mala!”) y en lugar de eso aprende a pedirte las cosas de manera positiva (“Por favor, ¿podemos ir al parque después de hacer la compra?”).

- Establece límites

Una de las mejores maneras de demostrar respeto es ser amable y firme a la hora de disciplinar. Ser amable demuestra respeto por tu hijo y ser firme demuestra respeto por lo que hay que hacer.

Así que si tu hijo tiene una rabieta en el supermercado y no te sirve ninguna de tus tácticas, llévatelo al auto y siéntate a leer una revista hasta que termine su rabieta. Luego, puedes decir con calma: “Ahora ya estás preparado para probar de nuevo”, y volver a la tienda. Poco a poco aprenderá que una rabieta no altera el hecho de que hay que hacer la compra.

- Háblalo más tarde

A veces, la mejor manera de manejar un comportamiento irrespetuoso es comentarlo con tu hijo más adelante, cuando los dos hayan tenido la oportunidad de calmarse. Puedes reconocer sus sentimientos y reforzar tu punto de vista diciendo: “Sé que estabas muy disgustado, ¿por qué crees que ha sido? ¿cómo puedes resolver el problema? ¿cuál sería una manera más respetuosa de decirme cómo te sientes?”.

Si tu niño sabe que te interesa lo que piensa y siente, seguramente llegará a la misma conclusión que llegarías tú.

- Alaba el comportamiento respetuoso

Refuerza las muestras inesperadas de buena educación de tu hijo siempre que puedas, pero sé específica. Tendemos a decir “buen chico” o “buena chica”. En lugar de eso, di: “Gracias por decir por favor cuando me has pedido un dulce”, o “gracias por esperar tu turno mientras los demás niños pedían su helado”.

Tu hijo aprenderá rápidamente que sus esfuerzos merecen la pena y que los aprecias.

Fuente: espanol.babycenter.com

{Enseñar responsabilidad}

Qué cabe esperar a esta edad

Un niño de tres o cuatro años no tiene la capacidad de centrarse en la bondad o de comprender su rol en la familia, y menos aún su rol en la sociedad (sí sabe, sin embargo, ¡que es el centro del universo!).

Tampoco está preparado para tareas complejas ni para marcarse su propia rutina. Pero sí quiere estar tan ocupado y ser tan importante como tú. Así que míralo de forma positiva si tu pequeño siempre está a tu lado cuando intentas hacer cosas.

Su deseo de ayudar ayuda a establecer Buenos cimientos para convertirlo en un adolescente y luego un adulto responsable.

Qué puedes hacer

- Escoge tareas apropiadas para su edad

Las tareas que son demasiado difíciles lo abrumarán. Se sentirá agobiado si le pides que “ordene su dormitorio”, algo que seguramente a ti también te resulta abrumador. “Por favor, pon tus zapatos en el armario”, es más sencillo. Te sorprenderá el orgullo y la confianza en sí mismo que obtiene al realizar estas simples tareas.

- Sé un buen ejemplo

La mejor (y seguramente más difícil) manera de enseñarle a ser responsable es ser un buen modelo para él. Pon siempre tus llaves en el mismo sitio, en lugar de dejarlas sobre la mesa del comedor. Ordena tus revistas en lugar de dejarlas tiradas en el sofá. Entonces, cuando des a tu hijo sus pequeñas tareas, muéstrale exactamente cómo hacerlas.

Decirle: “Es hora de poner la mesa”, tiene menos sentido para él que una demostración de cómo hacerlo, como: “Mira, se pone un plato delante de cada silla y las servilletas se ponen así, ¿quieres ayudarme a hacerlo?”. Si encuentras que pasas demasiado tiempo demostrando a tu hijo cómo realizar una tarea, seguramente es demasiado compleja para él.

- Lo primero es lo primero

Tu hijo a esta edad no es demasiado pequeño para aprender que hay que trabajar antes de jugar. Entenderá el mensaje cuando le digas: “Sí quiero llevarte al parque, pero primero tenemos que recoger la mesa”.

Díselo en tono amable y admite que tú también prefieres las cosas entretenidas; entonces comprenderá que no estás siendo mandona, sino que sólo esperas que se comporte de manera responsable.

- Convierte la tarea en un juego

 Todos disfrutamos más de las tareas cuando son ocasiones entretenidas y sociales. A tu hijo le hace feliz pasar tiempo contigo y no considera que vaciar la secadora sea una tarea. Le resulta divertido sacar la ropa calentita de la secadora y ponerla en una cesta. Pon música y baila con él mientras limpian el polvo, o hagan carreras para ver quién guarda más bloques de construcción.

- Establece una rutina

Tu hijo aprenderá hábitos de responsabilidad con mayor facilidad si estableces una rutina desde el principio. Enséñale a guardar la ropa sucia en el lavadero y a guardar sus juguetes después del baño. Aprenderá que las tareas forman parte del día a día, y no son sólo algo que los adultos le obligan a hacer por capricho.

- Exprésate de manera positiva

Aclárale que tu hogar tiene reglas que todos tienen que seguir, pero establécelas de manera positiva. En lugar de darle un ultimátum ("Si no haces esto, no te daré aquello"), adopta la actitud de "cuando hagas lo que tienes que hacer, entonces podrás hacer lo que quieres hacer". Si tu hijo dice: “Quiero una galleta”, responde diciendo: “Cuando te sientes a la mesa, podrás comer una galleta”.

Decir "Si aseas tu habitación, te daré una recompensa” es un soborno para que tu hijo haga lo que debería ser un comportamiento normal, y además le da la opción de creer que puede vivir sin la recompensa, y así decidir no guardar sus juguetes.

- Dale espacio

Para ahorrar tiempo y esfuerzo, quizá te veas tentada a agarrar su plato y llevarlo tú misma al lavaplatos. Intenta resistir esa tentación. En vez de eso, concéntrate más en los esfuerzos de tu hijo y no en sus logros.

Es posible que no haga una tarea de manera perfecta, pero criticarlo o hacer tú sus tareas, sólo ahogará sus deseos de ayudar. Recuerda que con la práctica se mejora. Procura hacer sugerencias positivas: “Has limpiado tu plato muy bien, pero a mí me gusta poner los platos sucios en el lavaplatos y no en el armario”.

- Prepárate para altibajos

Debido a su edad, tu hijo no puede hacerlo todo bien, siempre. Pero normalmente obtendrás mejores resultados cuando se dé cuenta de que hay un patrón. Procura no expresar enojo o desilusión si tiene un mal día. Sólo dile con tranquilidad: “Recuerda que siempre hay que guardar los juguetes cuando termines de jugar con ellos”.

- Alábalo mucho

El refuerzo positivo enseñará a tu hijo que sus esfuerzos son importantes y que los aprecias. Sé específica cuando lo alabes: “Lo hiciste tan bien cuando pusiste la comida del perro en su plato”, en lugar de decir “¡Bien hecho!”. Cuando proceda, dile cómo sus esfuerzos han ayudado a los demás: “Ahora que has puesto las cucharas en la mesa podemos tomar la sopa. ¡Sentémonos!”.

Fuenteespanol.babycenter.com

{11 maneras de aumentar la autoestima de tu hijo}

niño feliz

Bríndale atención

Nutrir la autoestima de tu hijo puede parecer una gran responsabilidad. Después de todo, es normal que sus niveles de autoestima suban y bajen, ¡y es algo que les pasa incluso a los adultos más seguros de sí mismos!

A veces nos sentimos bien con nosotros mismos y a veces no. Es importante que ayudes a tu hijo a cultivar su capacidad de adaptación, y que te asegures que sienta orgullo y respeto por sí mismo y por sus raíces culturales. Así lo ayudarás a confiar en su capacidad de enfrentar los retos de la vida.

A continuación, te brindamos once sencillos consejos para que aumente la autoestima de tu hijo.

Dale amor incondicional

Dale mucho amor, abrazos y besos. Dile cuánto lo quieres, no importa lo que haga. La autoestima de un niño florece cuando lo aceptas tal y como es, sin importar cuáles son sus puntos fuertes, sus dificultades, su temperamento o su destreza.

Cuando tengas que disciplinarlo, aclárale que es su comportamiento y no él lo que es inaceptable. Por ejemplo, en lugar de decirle "¡Eres un niño malo!" o "¿Por qué no puedes ser bueno?", dile: "No estuvo nada bien que empujaras a Gabriel. Puedes lastimarlo. Por favor, no empujes".

Bríndale atención

Aparta tiempo para dedicarle a tu hijo tu atención completa, sin hermanitos ni otras personas que te distraigan. Salgan juntos a caminar o pasen media hora juntos antes de irse a la cama. Tu atención le ayudará a reforzar la sensación de que es valioso e importante para ti.

No tiene que ser mucho tiempo, pero, por ejemplo, si tu niño quiere hablar contigo, deja de mirar la correspondencia o apaga el televisor para conversar con él. Míralo a los ojos para que sepa que realmente lo estás escuchando.

Establece límites

Establece algunas reglas razonables y haz tu hijo las respete. Por ejemplo, si le dices que tiene que comer su merienda en la cocina, no le permitas que coma por toda la casa al día siguiente.

Es importante que sepa que algunas reglas no se pueden cambiar. Eso le ayuda a sentirse más seguro. Es posible que tengas que repetir muchísimas veces las reglas que estableciste, antes de que las siga. Procura ser clara y consistente, y muéstrale que confías en él y sabes que hará lo que esperas.

Ofrécele opciones

Para un niño de 2 años, una buena regla es proporcionarle dos opciones diferentes. Y es que a esta edad, tu niño no está listo aún para elegir entre demasiadas alternativas. Por ejemplo, pregúntale si prefiere ponerse la camisa roja o la amarilla, o si prefiere desayunar cereal de avena o hojuelas de maíz.

Cuando tenga 3 o 4 años podrás darle más opciones, y al mostrarle que confías en su capacidad de decisión, le ayudas a construir su autoestima.

Déjalo que cometa errores

Si pone su plato demasiado cerca del borde de la mesa y se cae, no lo regañes. Mejor pregúntale qué puede hacer de manera diferente la próxima vez para que no suceda lo mismo. Ayúdalo a entender que es normal cometer errores de vez en cuando y que eso no significa que deba sentirse mal.

Cuando tú misma cometas un error, admítelo con tranquilidad. Al reconocer tus propios errores y mostrarle que te recuperas sin dificultad, le estás enseñando a tu hijo una poderosa lección, ya que eso le ayudará a aceptar sus propios errores con más facilidad.

Facilítale el éxito

Ponle una banqueta al lado del lavabo para que tu hijo pueda lavarse solito los dientes y las manos. Guarda sus juguetes y libros en un lugar donde los pueda alcanzar. Cómprale ropas que se pueda poner y quitar sin ayuda.

Al darle los recursos que necesita para cuidar de sus propias necesidades, fomentarás su independencia y su confianza en la capacidad de hacer las cosas por sí mismo.

Celebra lo positivo

Haz un esfuerzo por reconocer, todos los días, las cosas buenas que hace tu hijo y dilo en voz alta. Le puedes comentar a su papá: "José lavó todos los vegetales para la cena". El pequeño no sólo disfrutará de tus palabras de aliento sino también de los comentarios positivos de su padre.

Sé específica. En lugar de decir "¡Lo hiciste muy bien! ", di: "Gracias por esperar con tanta paciencia en la fila". Tu pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien.
Acepta sus emociones

Cuando tu hijo tenga una rabieta porque no se quiere ir del parque, procura ver las cosas desde su punto de vista. Para un niño de 2 años de edad, tener que dejar de jugar para irse a casa es, realmente, una verdadera tragedia.

Ayúdalo a sentirse cómodo con sus emociones definiendo o nombrando lo que siente. Dile: "Comprendo que estés triste porque tenemos que irnos del parque". Si aceptas sus emociones sin juzgarlo, reafirmas sus sentimientos y le demuestras que lo que él dice es importante.

Evita comparaciones

Evita comentarios tales como "¿Por qué no eres como tu hermana? " o "¿Por qué no eres agradable como Pedro?". Simplemente le recordarán a tu hijo sus defectos. Incluso comparaciones positivas como "Tú eres el mejor jugador", son potencialmente dañinas porque a tu hijo se le hará difícil alcanzar tu nivel de exigencia.

Si en cambio le dices que lo aprecias por ser como es, y no por ser mejor o peor que los demás, será más probable que se valore a sí mismo.

Muéstrale tu propia autoestima

Una de las mejores maneras de fomentar el desarrollo de la autoestima de tu hijo es mostrándole la tuya propia. Demuéstrale que te sientes orgullosa de tus logros y haz lo posible por evitar decir cosas negativas sobre ti misma como: "¡Qué idiota soy!", cuando cometas un error.

Ofrécele aliento

Todos los niños necesitan apoyo de sus seres queridos. Es importante repetirle que crees en él y que lo animes a seguir adelante. Dar aliento significa reconocer el progreso, y no solo premiar un logro. Si tu hijo tiene dificultades en abrocharse el pantalón, dile: "Estás poniendo todo tu empeño, ¡y casi lo logras!". Eso hará que se sienta bien consigo mismo, aunque aún no tenga la capacidad de hacerlo solito.

Fuenteespanol.babycenter.com

jueves, 26 de enero de 2017

¿A qué edad hay que regalar el primer móvil a un niño?

¿A qué edad hay que regalar el primer móvil a un niño?

A partir de los 14-15 años.
Conozca las normas que deben seguir los chicos para utilizar estos dispositivos con sensatez

Los móviles son el regalo estrella de la Primera Comunión... Y de cumpleaños, Reyes... Pero a los niños y adolescentes ya no les basta con emitir y recibir llamadas y mensajes. Lo suyo son los smartphone, los teléfonos de última generación: con cámara de fotos y vídeo, juegos, aplicaciones, acceso a internet... Lo cierto es que llevan un ordenador en el bolsillo. Una herramienta que les permite muchas posibilidades de ocio y aprendizaje, pero también con serios peligros. Exige tanta responsabilidad que muchos padres se sienten desorientados preguntándose a qué edad están preparados los chicos para utilizarlos.

Los niños españoles tienen en sus manos estos dispositivos a edades muy tempranas. Y de forma generalizada. Tres de cada diez chicos de 10 años poseen un móvil. A los 12 años disponen de esta herramienta el 69% de los chavales. Y a los 14, el 83%. Son datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que evalúa el uso de nuevas tecnologías por parte de menores de 10 a 15 años. No recoge datos por debajo de esa edad. Pero los expertos advierten de que ya hay muchos niños de nueve años manejando estos dispositivos. «Incluso algunos con cinco años saben lo que es un iPhone», afirma Juanma Romero, fundador y director de Adicciones Digitales.

Presión social

Lo más frecuente es que cuando el niño cumple doce años los padres se rindan ante las nuevas tecnologías. «Los chicos no tienen todavía madurez suficiente, pero los padres les compran el móvil para tenerles localizados. Tampoco pueden aguantar la presión de los hijos y del entorno», dice Juama Romero.

En efecto, la presión social es tremenda. Incluso «Las propias compañías ponen en marcha toda su maquinaria de márketing para vender los smartphone cada vez a edades más tempranas. Algunas pretenden que sea a los ocho años», explica Óscar González, profesor de Primaria y director de Escuela de Padres con Talento.

Llegada al instituto

A los doce años, el paso de Primaria a Secundaria supone una revolución. «A esas edades se forman grupitos de amigos en el WhatsApp (el servicio más utilizado por los adolescentes). Si el chico no tiene móvil está fuera de ese canal de comunicación en el que se entera de muchas cosas y en el que pertenece a un grupo, algo fundamental a esas edades», señala el profesor González.

Pero eso entraña riesgos: estar siempre pendiente del móvil incluso por la noche, restando horas al descanso; no estudiar o incumplir con las actividades diarias; usar el móvil en clase con la consiguiente sanción... Lo peor: ser víctima de ciberbullying; colgar imágenes comprometidas en redes sociales; contactar con desconocidos...
Por esos y otros muchos motivos, ambos expertos creen que hay que retrasar el uso del móvil todo lo que se pueda. A partir de los 14-15 años es la edad adecuada para utilizarlo de forma más sensata y con mayor madurez. «Ya se han asentado en el instituto, poseen su grupo de amigos fijo, conocen y controlan su entorno... E incluso si es un buen chico el móvil puede ser un gesto de confianza de los padres», dice González.

Lo que deben hacer los padres para un uso responsable

- Debemos dejar bien claro a nuestros hijos lo que pueden o no hacer con el móvil.
- No permitir que se lo lleven a la cama por la noche. Aunque argumenten que esperan el último mensaje de un amigo o amiga. Eso les crea ansiedad y, a veces, el mensaje no se recibe. Por eso, dejan de dormir. El móvil tiene que estar apagado, porque ante cualquier urgencia están los padres.
- Los padres deben dar ejemplo. Y dejar de lado el móvil en casa, solo para cuestiones urgentes, no obsesionarse también con el WhastApp.
- Concienciárles que el móvil en clase tiene que estar apagado.
- Al principio, se puede dejar el móvil durante el fin de semana. Poco a poco y según sea o no responsable, se irá ampliando ese periodo.

Fuentewww.abc.es

lunes, 2 de enero de 2017

{Menos pantallas: los chicos vuelven a los juegos de sus padres}

El elástico y la soga son furor en las nuevas generaciones; el desafío de la botella, gracias a las redes, está entre los preferidos; los especialistas los recomiendan porque ayudan a la sociabilidad.

Terminaron las clases. Los chicos están aburridos y en muchos de los hogares porteños la queja de los padres ya no pasa por restringir las horas frente a la tablet. "Santi, pará un segundo con la botellita que abajo hay gente", le ruega su madre. Santiago tiene 7 años y desde hace algunos meses se sumó al pelotón de fanáticos del juego del momento: el botella challenge. Con un objetivo simple como tirar una botellita de plástico, hacerla girar en el aire y lograr que caiga parada, el desafío se convirtió en un fenómeno en los recreos escolares, en los clubes y ahora también en las colonias de verano. Todo comenzó con un video subido a las redes sociales, y en pocos días fue sensación.

Por sus características y su forma de practicarlo se lo podría catalogar dentro de aquellos juegos de antaño que los especialistas denominan tradicionales, como el elástico, el pata pata o la soga, que también ganaron protagonismo en una generación de chicos que prácticamente desestima el juego analógico.

En pleno auge del entretenimiento digital, ¿cuál es la clave de este tipo de juegos que logran fascinar tanto a los chicos? O, en contrapartida, ¿por qué el Pokémon Go pasó de ser la aplicación más descargada al ostracismo cibernético?

Según Silvia Bacher, docente y autora del libro Navegar entre culturas. Educación, comunicación y ciudadanía digital, los adultos no deberíamos asombrarnos tanto, porque el avance de la tecnología no derriba la necesidad que tienen los chicos de experimentar en otros campos. "Para ellos son distintas dimensiones que coexisten sin obstáculos. Pasan de la consola de juegos al desafío de la botellita con naturalidad, sin prejuicios. En realidad, todas las culturas se construyen sobre la base de las existentes. De hecho, este juego tan simple que tiene la frescura de lo interpersonal y donde se ponen algunas destrezas en acción se hizo popular por las redes sociales. Un desafío en construcción colectiva que usa la plataforma digital como recurso expansivo", señala la especialista.

La "nueva" Playstation

Agustín Ingala, de 12 años, es fanático del botella challenge. Lo juega en todos lados y con todos sus amigos, y con la práctica dice que mejoró su técnica. "Cuando le pregunté qué hacían con esa botellita todo el tiempo me dijo que era la nueva Playstation 5 -cuenta Susana Galante, su madre-. Lo puso a esa altura, y me encanta."

Carolina Sanllorenti, madre de Josefina, de 9 años, y vicedirectora de inglés de la Nueva Escuela Argentina (NEA), también recuerda que a lo largo del año resurgieron otros juegos con efectos similares. "A principios de año tuve que salir corriendo a comprar una soga. Después fue el pata pata [un aro unido a una soga y con una bola en el extremo que se coloca en un tobillo y con el otro pie se trata de esquivarla]. Con el elástico hubo un boom que sigue, y me parece muy bueno que puedan salir de las pantallas. Se encienden otras ideas. Y el efecto es contagioso", señala.

A través de este tipo de juegos, coinciden los expertos, los chicos desarrollan distintas habilidades. "El cuerpo ocupa un lugar central y deja de estar adormecido como cuando un chico se sienta frente a una pantalla. Pero me parece importante que los adultos nos distanciemos de ese discurso de polaridad. No son dos mundos que están en puja, porque los chicos viven sus actividades como un continuo, y pasan de una cosa a otra con total naturalidad", opina la psicopedagoga Gabriela Valiño, docente del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Mientras los padres festejan que sus hijos abandonen la tablet o la consola por algo tan simple como tirar una botellita por el aire, en muchos colegios porteños, y ahora también en algunas colonias de verano, el juego fue prohibido. Según los argumentos que dieron algunos coordinadores y directivos, la razón está en el cuidado de los chicos. Botellas que se rompen o que vuelan demasiado alto y pueden lastimar a otro. Sin embargo, María Regina Öfel , psicopedagoga y directora del Instituto de Investigación y Formación en Juego, no está de acuerdo con esta medida y considera que en lugar de prohibir el juego se podría regular. "No creo que sea una buena medida quitarlo de plano. Hay que buscar el modo de negociar, habilitar opciones para que se organicen y puedan seguir disfrutando y compartiendo en grupo."

El respaldo de los adultos

Valeria Manzuoli, madre de Ciro, de 11 años

"Prefiero que me moleste con la botellita y no que esté toda la tarde con la tablet. Creo que en este tipo de juegos ponen el cuerpo en acción y son más creativos"

Silvia Bacher, docente

"Hay una necesidad de experimentar de distintas maneras; los chicos no tienen el prejuicio entre un juego y otro. Hay que reconocer la capacidad de navegar entre culturas"

Natalia Baldoma, madre de Valentina,de 11 años

"Cuando la veo con la botellita o saltando al elástico me recuerda a mi niñez. Entre tanta tormenta tecnológica me parece genial que puedan divertirse con cosas sencillas, básicas y económicas"