domingo, 7 de abril de 2019

{Cómo crear un rincón de la calma para tus hijos}

Pensar bien cuando las emociones dominan nuestra mente es imposible, seas niño o adulto. Una buena alternativa para que nuestros hijos se calmen es crear un espacio emocional para ir en busca de la serenidad perdida.

El rincón para la calma nos ayuda a conocer, validar, aceptar y gestionar las emociones.

Del "¡a tu cuarto... y no salgas hasta que yo te lo diga!" o del "castigado cara la pared" se pasó, sin más, al "¡a tu habitación a pensar!". "Pensar sobre lo que uno ha hecho mal para rectificar, pedir perdón, empatizar, está muy bien. Pero pensar bien cuando las emociones dominan nuestra mente es imposible, seas niño o adulto", afirma Yolanda Cuevas Ayneto, psicóloga e instructora en mindfulness, que explica cómo el mero intento o empeño en que nuestros hijos se tranquilicen, que paren de llorar, de gritar, de pegar, de estar furiosos, frustrados o impacientes... no es suficiente, ya que los niños no saben cómo hacerlo.

"Y el grito -continúa la psicóloga-, la amenaza o el castigo apaciguan, en ocasiones, las emociones de los más pequeños pero este no es el método adecuado para entrenar la inteligencia emocional".

Una buena alternativa, según Yolanda Cuevas, es entrenar, crear, un espacio emocional para ir en busca de la serenidad perdida. Ese espacio emocional que da tiempo a que la ola emocional se calme; ese en el que cargan las pilas ciertas emociones y que facilita pensar sobre lo ocurrido.

"Ya, más tranquilos, todos pensamos mejor y de forma más útil", afirma la psicóloga, que, a continuación, nos habla sobre sus beneficios y nos enseña a crear el rincón de la calma para nuestros hijos.

Un rincón con muchos beneficios

El rincón para la calma nos ayuda a conocer, validar, aceptar y gestionar las emociones. Es lo que se conoce como autocontrol, un entrenamiento básico en inteligencia emocional fundamental en la vida personal, social y profesional.

Fomenta:

- el autoconocimiento,
- la empatía,
- el respeto,
- la comunicación,
- la resolución de conflictos, y,
- el entendimiento entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, entre profesores/entrenadores y alumnos.

El niño aprende así que él no es su emoción, que es una pieza activa en su propia digestión emocional.

Las emociones van y vienen, lo que impide el estancamiento emocional, esos enfados interminables que luego se convierten en la edad adulta en días sin hablarse con parejas o hijos fomentando el sufrimiento y la culpa.

¿Cómo les animamos para crearlo?

1) Necesidad de calmarnos

Les explicamos que tanto niños como adultos necesitamos en ciertos momentos calmarnos. Se pueden compartir esos momentos de desregulación emocional con ejemplos concretos tanto de hijos como en padres, que hayan ocurrido recientemente.

2) Construcción del lugar 

La construcción de ese lugar debemos hacerla juntos para saber qué cosas y actividades piensa que le tranquilizan, lo que aumentará la implicación. Previamente, todas esas cosas tienen que ser utilizadas para saber cómo funcionan y el efecto que pueden tener.

3) Opción de ir, sin imposiciones

Las primeras veces, cuando detectemos el inicio de una conducta o estado emocional desregulado, fomentaremos ir a ese lugar como una opción, con palabras que lleguen también al corazón, no de forma impositiva, ni enfadados.

4) Acompañar, animar

Les acompañaremos en el proceso, les animaremos a que decidan qué herramienta eligen y, si no, le invitaremos con un:

- "Quizá si haces esto, te ayude"
- "¿pruebas?"
- o "¿lo hacemos juntos?".

5) Remarcar las mejoras

Atenderemos a las señales de cambio y las reforzamos:

- "Me parece que respiras más lento",
- "Observa tus brazos, ya no se mueven tanto, ¿lo sientes así?", ayudando a percibir esos cambios.

6) Enfatizar el esfuerzo

Finalmente, reforzaremos su esfuerzo poniendo el foco en él, es decir:

- "Te has esforzado mucho, tienes que estar orgulloso",
- "¿te sientes mejor?",
- "¿estás más tranquilo?",
- "ha sido buena idea venir aquí. A mí también me ha servido",
- "éste es un buen lugar para venir siempre que lo necesites, solo o conmigo".

7) Retomar la situación

Y retomaremos la situación:

- "Ahora, quizá es buen momento para hablar de lo ocurrido, ¿te parece?".

¿Qué puede haber en el rincón de la calma?

- Una caja decorada al gusto del niño con el nombre del lugar -puede ser un espacio de su habitación o cualquier rincón de la casa- y que contenga alguno de estos elementos:

- Una pequeña alfombra o cojín para que puedan sentarse o tumbarse; ponerse cómodo calma la mente.

- Un peluche al que puedan abrazar, hay incluso muñecos que representan las propias emociones.

- Un globo para inflarlo y soltar el aire en la cara, sin que haga ruido.

- Una foto de una vela para que les recuerde la técnica de respiración, en la que tienen que inspirar y espirar imaginando que la llama de la vela se mueve pero no se apaga. Conocer técnicas de respiración y relajación es fundamental y podemos practicarlas juntos al principio.

- Luz cálida, en ese espacio elegido.

- Un olor: bastará con un saquito de lavanda, que les conecte siempre con ese lugar.

- Música relajante o algún instrumento que emita un sonido prolongado, que desaparezca con lentitud y que puedan seguir hasta el final. Cuencos o campanillas, por ejemplo, de las que se utilizan en la práctica de mindfulness.

- Pinturas para colorear o dibujar su emoción o lo ocurrido y, según la edad, pueden colorear mandalas.

- Audios de prácticas mindfulness que ayudan a no quedarse 'secuestrado' en los pensamientos y emociones.

- Un reloj de arena que les marque el tiempo que tienen que estar respirando, contando

- Una bola de nieve o podemos crear una "botella de la calma" con agua, glicerina o aceite con purpurina y estrellas, dentro, que crean movimiento. O paneles de arena de colores que se giran y depositan la arena de una forma diferente cada vez. Antes, les explicaremos que, cuando se agita y está todo revuelto, es como están ellos con su emoción, pero que si se deja de agitar también vuelve a la calma, como les pasará a ellos.

- Un "bote de frases" o palabras, que irán cogiendo al azar, que reflejen qué les puede pasar o les ayuden a entender y a sentir.

- Un dibujo que le recuerde un buen momento, alguna manualidad de la que se sienta orgulloso, unas fotos hechas para la ocasión, imágenes de paisajes, de animales, algún recuerdo de unas vacaciones o piedras recogidas en la arena pueden ser objetos para observar con detenimiento.

- Bolas antiestrés, botellas con arena o semillas para sentir sonidos, cajitas musicales, telas o trapos de diferentes texturas, cintas con cuentas de diferentes tamaños para contar, cuentos con imágenes sobre emociones, un espejo para que vean cómo está su cara y cómo evoluciona, un cuaderno en blanco para poder anotar lo que siente, piensa o quiere hacer.

¡Creatividad para gestionar las emociones desde niños!

{El rincón de la calma: cómo trabajar los conflictos sin castigar}

Hay muchas maneras de trabajar los conflictos antes de caer en los tradicionales y nada educativos castigos.

Una de las herramientas más útiles que descubrí de mano de la Disciplina Positiva es el rincón de la calma. En realidad, se habla de tiempo fuera positivo, pero a mí me gusta llamarlo rincón de la calma para evitar cualquier posible malentendido o confusión con el tiempo fuera punitivo. Y porque, en realidad, es una herramienta de educación emocional que nos ayuda a atravesar diferentes emociones cuando suceden cosas que nos sacan de nuestras casillas, para volver a templarnos y recuperar la serenidad.

El tiempo fuera punitivo (o los castigos de toda la vida)

En la educación tradicional encontramos numerosos ejemplos de castigos relacionados con el tiempo fuera:

- la silla de pensar,
- vete a tu habitación hasta que estés tranquilo (o hasta que yo te diga),
- fuera de clase

Todos ellos tienen en común que son impuestos por el adulto y sólo sirven para poner distancia entre el niño y el conflicto o situación, pero no ayudan a resolver lo que ha pasado ni acompañan la emoción del niño en esos momentos.

En todos esos casos sucede lo siguiente:

- el niño es “expulsado” por el adulto,
- se siente fuera,
- se siente “no visto”,
- se siente incomprendido.

Hay muchos defensores de estos métodos porque tienen su parte lógica. Cuando estamos fuera de control es bueno tomar distancia para calmarnos antes de afrontar la situación en cuestión. Pero tienen un inconveniente muy importante: el niño se siente mal.

No deja de ser un castigo, una imposición del adulto que está obligándolo a estar en un sitio elegido por el adulto, durante el tiempo que el adulto decida. Y cuando ese tiempo haya terminado, caben dos opciones:

- que la historia termine ahí: con lo cual el único aprendizaje que queda es que “cuando hago algo que a los adultos no les gusta, me apartan y me ignoran”.

- que después de ese tiempo fuera, se hable sobre el conflicto inicial.

Cuando no se habla de lo sucedido se genera una sensación de desamparo que nos aleja emocionalmente de nuestros hijos. Piensa en una persona que, cuando vos estás desbordado, opta por aislarse, alejarse de vos e ignorarte. ¿Contarías con esa persona cuando tuvieras un problema? Es fácil adivinar la respuesta. No. Nadie se siente cercano ni tiene confianza con personas que te excluyen y te hacen sentir así.

Si queremos construir una relación de confianza con nuestros hijos, el tiempo fuera punitivo no es la mejor opción.

Rincón de la calma

Lo que suele ocurrir a menudo en la educación tradicional es que después del tiempo de “encierro” al niño le toca escuchar un sermón en el que se le reprocha su conducta (¿cómo has podido pegarle a tu hermano?) y se le dan “instrucciones” sobre lo que se espera de él (que sea la última vez que le pones una mano encima a tu hermano).

No se tienen en cuenta las emociones que han llevado al niño a actuar de esa manera ni se le ofrece ninguna herramienta que le ayude a controlarse la próxima vez que se sienta así. Pero es que, incluso en el mejor de los casos, aunque en ese momento no hagamos reproches ni busquemos culpables, los niños se sienten mal ya que han sido sometidos previamente por el adulto al ser castigados con un tiempo fuera. Y cuando nos sentimos así, lo normal es que estemos resentidos y no abiertos a la comunicación ni dispuestos a buscar soluciones.

El rincón de la calma es una herramienta educativa maravillosa que podemos usar en casa, ahora bien, no hace milagros. No se trata de decorar un rincón en nuestro hogar y sentarnos a esperar. Es un espacio preparado para ayudarnos a recuperar la calma y la tranquilidad cuando sentimos que estamos emocionalmente desbordados, cuando hemos perdido el control.

Pero el trabajo para reconocer nuestras emociones, aceptarlas y transitarlas de manera respetuosa con todos y con todo, debe formar parte de nuestro día a día. De nada sirve poner un lugar en casa donde relajarse si lo habitual en nuestro hogar son los castigos y la represión de las emociones.

El rincón de la calma no es una silla de pensar disfrazada. Hay algunas condiciones indispensables para que el rincón de la calma sea una herramienta útil, que nos sirva para la autorregulación y el autocontrol y no sea un simple castigo disfrazado de respeto:

1) Fundamental: al rincón de la calma se va por voluntad propia

Se puede preguntar si se quiere ir, se puede ofrecer esa opción; pero nunca, jamás, se manda a nadie a ir allí. La idea es que aprendamos a controlar nuestras emociones y no podemos aprender autocontrol si la solución nos viene impuesta desde fuera. Eso lo convertiría en punitivo, así que al rincón de la calma se va cuando se quiere, no se obliga a nadie a ir. Sólo es un lugar opcional donde intentar recuperar la calma.

2) El ejemplo es la herramienta más poderosa de la educación

El rincón de la calma puede ser un espacio que sirva para cualquier miembro de la familia que lo necesite o puede ser personal. También podemos tener distintos rincones de la calma para cada persona.

Si nosotros utilizamos técnicas de tiempo fuera para relajarnos y recuperar la calma cuando hemos perdido los nervios será más fácil que ellos también aprendan a hacerlo. Tan sencillo como “ahora mismo estoy muy enfadada y no quiero gritar así que voy a ir a mi habitación unos minutos y cuando esté más tranquila vuelvo y hablamos sobre lo que ha ocurrido”.

No hay dos rincones de la calma iguales. Se trata de un lugar al que vamos para recuperar la serenidad que hemos perdido y por lo tanto, en él habrá materiales que nos permitan hacer actividades que nos ayuden a estar tranquilos u objetos que nos ayuden a relajarnos. Un poco más adelante dejo algunas ideas pero dependerá de cada personita y lo ideal, cuando los niños tienen a partir de 4 o 5 años es que sean ellos mismos quienes decidan qué quieren tener en su rincón de la calma y que participen de su construcción.

Antes de los 4 años no suelen estar preparados para manejar sus emociones en soledad, por lo que hasta ese momento si quieren ir al rincón de la calma es mejor que lo hagan acompañados por un adulto que les ayude validando sus emociones y ofreciéndoles alternativas para recuperarse. Cuando sean un poco mayores pueden elegir si prefieren ir solos o acompañados.

3) Nadie te dice cuánto tiempo tienes que estar allí

Si la situación lo permite pueden quedarse allí el tiempo que necesiten, no importa si son cinco minutos o una hora.

No vamos al rincón de la calma para resolver conflictos allí. Para tratar los conflictos que surjan entre distintos miembros de la familia podemos utilizar la mesa de la paz, que es otra herramienta maravillosa. Pero el rincón de la calma no tiene esa función, es una especie de retiro donde conseguir volver a la calma cuando hemos “perdido los nervios”. El objetivo es aprender a utilizar el tiempo fuera como una herramienta para fomentar el autocontrol; una vez recuperada la calma podemos volver al conflicto inicial para buscar soluciones desde el respeto.

Qué podemos tener en el rincón de la calma

Cualquier cosa que nos ayude a estar calmados. Lo ideal es preguntar a los pequeños qué quieren tener allí.

Algunas ideas pueden ser:

- Papel y lápices para dibujar o escribir cómo me siento (o una carta)
- Una pelota anti estrés
- Plastilina
- Una foto de algún paisaje
- Material para hacer manualidades
- Cuentos para leer
- Fotos de nuestras vacaciones
- Un tarro de la calma
- Un reproductor de música (relajante)
- Mandalas para colorear
- Pasatiempos varios
- Si van acompañados podemos hacer un masaje

Éstas son sólo algunas ideas, lo importante es que ellos decidan qué quieren hacer durante ese tiempo fuera para calmarse.

Dónde ponemos el rincón de la calma

Depende del espacio que tengan en casa. A mí me gusta que esté en alguna habitación que no sea de uso común habitual, por aquello de poder estar solos si les apetece. Si no tenés mucho espacio podemos guardar todas estas cosas en una maleta o una cajita que podemos llevarnos a distintas estancias de la casa si es necesario.

Resumen

El rincón de la calma es un espacio que podemos determinar dentro de nuestra casa para ayudar a nuestros pequeños con el manejo de las emociones.

La ira o la rabia son emociones saludables normalmente, sólo es cuestión de aprender a atravesarlas sin herirnos ni herir a los demás en el camino.

Cuando estamos “en caliente” no somos capaces de expresarnos de forma respetuosa ni de enfocarnos en encontrar soluciones.

Enseñar a nuestros hijos a practicar el autocontrol les ayudará a resolver sus conflictos un poco después, de manera pacífica, y este aprendizaje les acompañará durante toda la vida.

Educar en el conocimiento de las emociones es educar para la vida.


SILVIA GUIJARRO Madre de una niña y un niño. Maestra de Educación Primaria y Educadora de Disciplina Positiva para familias. Desde 2007 he trabajado en diferentes colegios públicos, con niños de entre 6 y 12 años, prestando especial atención a la educación emocional en esta etapa. En 2017 me certifiqué por la Positive Discipline Association como Educadora de Disciplina Positiva para familias y, actualmente, preparo talleres para compartir con otras familias herramientas para criar y educar de forma respetuosa.

Webmadremaestraymujer.wordpress.com

{Rincón de la calma}

1) Presentación del rincón

Una vez delimitado el espacio y seleccionado los materiales que incluiría en él, se lo presenté a mi hijo en una inauguración especial. Si queremos que se comprometa con un espacio debe conocer:

- cómo usarlo
- cuáles son los acuerdos a los que llegamos
- cuáles son las consecuencias a las que llegamos
- cuál es su función
- descubrir cuáles son los materiales que están allí
- aprender para qué pueden servir

Materiales

- una manta para taparnos y que nadie nos mire
- una bola de la respiración para concentrarnos en la inspiración y la espiración
- un soplador para respirar con diferentes intensidades
- unas piedras de la respiración para calmar enfados contando respiraciones
- una botella de la calma para observar y calmar los pensamientos
- un reloj de arena y de agua para observar y medir el tiempo de nuestra atención
- muñecos y marionetas para abrazarlos y expresar a través de ellos nuestras emociones
- instrumentos (palo de lluvia, crótalos, armonizador) para escuchar y relajarnos
- linternas para sentirnos seguros en lugares oscuros
- tarjetas de emociones para expresar sentimientos
- tarjetas para regular conversaciones (orejas y boca)

Reglas

Leer y completar un escrito oficial en el que se acuerde:

- nombre de este espacio compartido: "El refugio"
- momentos en los que se puede usar
- normas de convivencia del espacio:

   1) Permanecer sólo el tiempo que necesitemos estar en calma.
   2) Respetar el ambiente de tranquilidad y silencio.
   3) Máximo 3 personas
   4) Recoger y cuidar los materiales
   5) Dejar nuestras sugerencias en el buzón

Para inaugurar este espacio hicimos una comida consciente. Encendimos velas, juntamos las mesas y comimos en silencio. Un momento especial para un espacio especial!!

Todos estamos sorprendidos de lo necesario que se ha vuelto este espacio en nuestra aula. Todos o casi todos las niñ@s han acudido a él en algún momento y otras compañer@s del cole se han animado a incluír este espacio en sus aulas al comprobar los beneficios que nos ofrece cuando visitan nuestro espacio.

La reflexión conjunta es importante para cuidar y valorar este nuevo rincón creado en el aula. Es muy recomendable que una vez al mes, reúnas a tus alumn@s en una asamblea y juntos habléis sobre los usos que le estamos dando a este espacio, la necesidad de cuidarlo, los materiales más usados o los motivos que les llevan a necesitarlo.

Ell@s apuntan que necesitan su refugio para:
Calmarse cuando están nerviosos o enfadados
Resolver conflictos con compañeros
Estar sol@s sin que nadie les mire cuando se sientes tristes
Tranquilizarse cuando se sienten frustrados
Escuchar su interior cuando no saben que les pasa
Aislarse cuando les hacen daño
Evitar hacer daño a otr@s cuando sienten un gran enfado

Este espacio se  ha convertido en un salvavidas para muchos niñ@s. Algunos son capaces de controlar sus impulsos gracias a su refugio, otros han aprendido a escuchar a sus amig@s o expresar su enfado al contar con este lugar de encuentro. Todos están de acuerdo en que el rincón de la calma es incluso mejor que "la asamblea" pero creen que la clave que lo hace verdaderamente especial son los materiales que tienen en él.


Todos los materiales que están en el refugio se usan. Todos somos diferentes y necesitamos materiales diferentes para expresarnos en estos momentos. Me ha sorprendido especialmente la demanda de muñecos y marionetas para expresar sus enfados y las mantas y sábanas para taparse la cabeza cuando quieren desaparecer. Otros materiales que hemos incluído después de nuestar reflexión conjunta:
Mandalas para pintar
Periódicos para romper o dibujar el enfado
Cuenco y una bola metálica para hacer rodar en su interior
Pelotas antiestrés
Mp3 con cascos y música relajante
Globos para hinchar
Crear un espacio de calma en el aula de primaria ha sido todo un descubrimiento!! no sólo les ha ayudado a regular sus impulsos y valorar la calma y el silencio sino que les ha impulsado a crear sus propios rincones de calma en sus casas!! De esta forma compartimos estas herramientas con las familias y todos juntos aprendemos a conocernos mejor.

 ¿Y tú, tienes rincones de calma en tu casa o en tu escuela?
Publicado por Profe María en 18:45
Etiquetas: MI MAESTRA INTERIOR, RINCÓN DE LA CALMA, SILENCIO